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Desde su aparición en la escena del transporte aéreo nacional, hace menos de seis años, las denominadas aerolíneas de bajo costo lograron movilizar el 13% de los pasajeros que viajó en vuelos domésticos en Colombia. Este es un mercado creciente que cada vez gana más usuarios, la mayoría de ellos turistas, quienes antes se desplazaban por tierra.

El nuevo modelo le apuntó a un segmento del mercado que no estaba atendido por las aerolíneas tradicionales y que logró ganar participación en el mercado nacional ofreciendo servicios y precios diferentes, que pueden ser hasta un 40% menos de acuerdo con las necesidades de cada viajero.

El presidente de la Asociación del Transporte Aéreo en Colombia, (Atac), Gilberto Salcedo, asegura que el crecimiento que ha tenido el modelo en Colombia es 'acelerado' y que se convierte en una alternativa en un contexto de crecimiento económico limitado como el que se registra en el país.

'El modelo de bajo costo está atendiendo a un segmento que no tenía anteriormente acceso al servicio y hoy lo tiene porque las opciones tarifarías así se lo permiten. En este sentido, viajar en avión ya no es un privilegio reservado para cierto segmento de la sociedad. El tiquete de un avión es comparable con un tiquete de un bus', afirma el ejecutivo.

Un análisis de las tarifas realizado por Atac permitió establecer que viajar por transporte terrestre entre Bogotá y Cartagena, resultaba más caro que hacerlo por una aerolínea de bajo costo, mientras que el valor del tiquete para un viaje entre Bogotá y Medellín, resultaba similar.

Sin embargo, los resultados de un estudio comparativo del metabuscador viajala.com indican que para aprovechar los bajos precios es necesario que los viajeros tengan conocimiento de cómo opera el modelo. 'Muchas veces terminan pagando más dinero en aerolíneas de bajo costo que en las tradicionales, debido a que no están familiarizados con el modelo o no comprenden las reglas de juego', indica el informe.

Cuál es el secreto

El negocio del bajo costo se basa en ofrecer tarifas más bajas sin incluir servicios complementarios como alimentación a bordo, mayor volumen de equipaje, entretenimiento y otros, lo que permite que el menor costo de la operación se traslade al pasajero.

Es el viajero quien decide los servicios que tomará, por lo que considera qué puede o quiere pagar adicionalmente. Es por ello que la principal recomendación que se hace es que para optar por una tarifa más económica se deben evitar la mayoría de los servicios adicionales.

Este modelo no es aconsejable para quienes necesitan viajar con mucho equipaje tanto de mano como en bodega o para quienes prefieren usar el servicio de entretenimiento a bordo.