Compartir:

La franquicia Marco Aldany nos enseña desde su concepción que un negocio de familia, transmitido de generación en generación, tendrá una fuerza en el tiempo si hay un enfoque, un proceso y visión para dominar el mercado.

Hace 50 años, la familia Fernández empezó el oficio de la peluquería en el barrio Lavapiés en Madrid, España, un negocio que se mantuvo por tradición en un barrio modesto. Los fundadores mostraron a su segunda generación, los Fernández Luengo, cómo vivir de un arte, mientras que la tercera correteaba y crecía entre los espejos y cortes de cabello esparcidos en el piso de una sala.

Alejandro Fernández Luengo, uno de los hijos de los fundadores, junto con sus hermanos Marco y Daniel, no podían negar la genética, aunque hoy en su adultez admitan que para algunos padres no es del agrado que sus hijos se dediquen al mismo oficio de los progenitores. Los tres le dieron vuelta a la idea de revolucionar el oficio, dar en la tecla para convertirlo en una saga que se disparó a finales de los años 90.

Observaron que el sector está enormemente fragmentado, pero con una gran demanda, incluso en momentos de crisis. Un dato de referencia es que después de la Primera Guerra Mundial, se disparó la venta de lápices labiales. Y los Fernández Luengo analizaron que si creaban una red lo suficientemente grande y fuerte, con presencia en las principales ciudades, podrían alcanzar muchas economías de escala.

La creatividad los puso en el ejercicio de hacer una analogía con un nombre que tuviera relación con el país europeo excelso en la moda: Italia. El nombre Marco Aldany surgió por la unión de los tres nombres Alejandro y Daniel, y después que Marco Fernández Luengo, terminará una etapa de trabajo en una cadena de peluquerías del Reino Unido.

La marca pegó de entrada y, con toda su propuesta, la familia evoca que algunos clientes preguntaban por el italiano Marco Aldany. La respuesta fue que 'el señor se encontraba en Milán'.

El primer salón lo abrieron bajo la gestión de la familia y en 1997 incursionaron como franquicias. Querían asegurar que el concepto transmitiera el modelo y el conocimiento de generar las sinergias necesarias.

'Nacimos como respuesta a la necesidad de un servicio de peluquería y belleza moderna, con un nivel de exigencia alto y no solo por la tendencia de moda sino por la competencia técnica, aplicación de productos de primer nivel y consejo a los clientes debido a la alta competencia de los estilistas', explica Marco Fernández Luengo, director artístico, abogado, peluquero profesional y representante legal de la compañía en España. Siete años después de su surgimiento, las grandes cadenas de peluquerías mostraban aún la atomización del negocio que no abarcaba 10% de un mercado compartido por más de 50.000 establecimientos.

La imagen que proyectaban fue vista con dudas, necesitaban atraer inversores y aquellos que no conocían del negocio. No era solo un nuevo concepto de peluquería, sino de un salón de belleza con ofertas de precios, horarios continuos, venta de cosméticos y encima abrir tiendas con el modelo de franquicia, amplía Marco Fernández.

'Más que un nombre propio, es un conjunto de competencias profesionales que se han dado entre los Fernández Luengo y todos los profesionales que han ayudado con el desarrollo de tendencias innovadoras y estilismo en Europa'.

CLIENTES Y ESCUELA PROPIA. Los Fernández Luengo tenían claro que si hay un gusto femenino por estar hasta más de una hora en un salón de belleza, había que aprovechar y ofrecer otros productos.

Una estrategia que no fue sencilla, reconoce Marco Fernández, porque había que dotar al salón de la imagen moderna, pero al mismo tiempo operativa, para poder atender al máximo número de clientes con comodidad y estilo.

Así optaron por identificarse con una luz azul que enmarca la fachada de los salones premium para darle una personalidad propia, con una transparencia total y, adentro de los salones, los espejos y toda la logística con sus productos, marcas aliadas y servicios.

El resultado son más de 7 millones de clientes hoy en cuatro continentes. 'Nuestros clientes se sienten cómodos, somos competitivos. Nuestro concepto es algo que la competencia no se permite hacer. Sentimos nuestros clientes', destaca el representante legal.

A raíz de los éxitos cosechados por la saga de peluqueros, la apertura de salones propios, y por la gran demanda en las ciudades principales de España, ya tienen más de 4.000 estilistas en sus salones en el mundo. Hace ocho años tenían como meta llegar a 3.000.

Además, la formación es soporte y un semillero de profesionales, que aporta una decisiva ventaja competitiva. De sus escuelas de peluquería salen anualmente más de 500 titulados, y los mejores tienen un puesto garantizado en la empresa. Es un vivero de profesionales que permite tener en sus salones el mayor número de estilistas y las 24 horas. 'Nada en nuestra compañía se toma al azar, así que fue una reflexión razonada de ofrecer conveniencia real a nuestras clientas y clientes.

Hemos demostrado que un porcentaje importante de nuestra facturación es por ofrecer la máxima disponibilidad con estilistas de máximo nivel', afirma Marcos Fernández.

F. Javier Pelayo, vicepresidente Internacional de Negocios, explica que los profesionales elegidos para trabajar en los salones son los mejores, trabajan en diferentes peluquerías con éxito y otros son elegidos a través de casting y entrevistas. 'Nos interesa la gente joven.

Vemos qué tiene y sabemos que pueden crecer con proyección. Esto es muy valorado en la compañía. En los equipos Marco Aldany, el integrante puede llegar a ser lo que quiera'. Una muestra es el ascenso de la directora de salón en Bogotá que empezó como estilista hace 12 años en España.

La apertura de centros de formación es también una táctica para entrar en nuevos mercados. El ejercicio es abrir una escuela y después inaugurar las peluquerías. El tercer grupo empresarial de estética y peluquería del mundo visiona que su expansión seguirá a través de alianzas con pequeños salones y acreditados que aprovecharán compras que les aporten marketing, formación y sistemas de gestión modernos. Este fenómeno ya se ve en Alemania y el Reino Unido.

Marco Aldany es muy activa en el patrocinio de eventos de moda, arte y belleza. Los medios de comunicación masivos y grandes revistas hacen eco del éxito de la marca, han patrocinado películas y grandes celebridades, como la Reina española Letizia, han sido peinadas. Y entre los miles de seguidores en redes sociales está el colombiano James Rodríguez, del Real Madrid.

Una de las inversiones más grandes que ha hecho la marca es en tecnología y sistemas. Marco Fernández explica que poseen un área interna dentro del sistema de gestión global, que facilita al franquiciado un soporte detallado de todas las áreas funcionales, permitiendo la gestión de la parte administración del negocio y el CRM de relación con los clientes, tanto comercialmente como de tratamientos y servicios.

F. Javier Pelayo por eso asegura que un potencial franquiciado, con el soporte de marca, tiene garantía de obtener su retorno de inversión. La compañía garantiza rentabilidades esperadas y alta facturación. 'Queremos asegurárselas'.

La internacionalización de la franquicia llegó a Suramérica con el objetivo de crecer en áreas llaves. Lo aplican en Colombia, donde visionan abrir 13 salones en 3 grandes capitales para 2016. Es la garantía de que la marca tendrá el desarrollo y reconocimiento. La decisión está sustentada en estudios de corredores, locales y competencia. Pelayo afirma: 'No podemos abrir un salón y otro a 1.000 kilómetros. Eso no aporta. Tenemos que hacer el mismo esfuerzo para uno y para 10 salones'.

Su entrada a la Costa Caribe. La franquicia tiene un salón en Bogotá, abrirá el segundo y prepara su entrada a la Costa Caribe. La proyección es hacerlo en diciembre en Barranquilla, Cartagena y Valledupar. Su público target para apertura de los salones es llegar a los estratos 4, 5 y 6. La cadena pretende abrir entre cuatro y seis locales premium en Colombia.