Compartir:

En Colombia la discusión sobre cómo modernizar el sector agrícola para contribuir a la generación de empleo, y especialmente a la paz, no termina. Según el Dane, este sector emplea cerca de 3,5 millones de personas (un 17,5% del total del empleo vigente), aporta un 6% del PIB colombiano, y sus productos representan el 11% del total de las exportaciones nacionales.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) en su más reciente informe de evaluación de las políticas agropecuarias de sus miembros, incluye a Colombia por primera vez y señala que el país no está lejos de alcanzar un adecuado crecimiento, pero se requieren nuevas políticas.

Inversión en agricultura. Colombia presenta una baja productividad sectorial en el reglón agropecuario, que no alcanza el 20%, según el Departamento Nacional de Planeación. Esto genera una situación crítica para el desarrollo de encadenamientos productivos, en especial con la industria manufacturera y el comercio.

¿Cuál es la razón de la baja productividad? Quizás se podría pensar que la falta de inversión en el sector es una de las razones. Sin embargo, de acuerdo con el indicador de Servicios de Apoyo a la Agricultura, calculado por la Ocde, el apoyo gubernamental a la agricultura colombiana representó el 26% de los ingresos brutos de los agricultores en el periodo 2012-2014. El promedio en las economías de la OCDE ronda el 16%.

Según Mario De La Puente, profesor de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de Uninorte, hay una falta de direccionamiento de la inversión en actividades que logren aumentar la capacidad instalada de pequeños y medianos empresarios.

'El desarrollo de la capacidad instalada supondría un respiro en los precios de bienes primarios, y la necesidad de incrementar la inversión en infraestructuras de transporte que en principio disminuye los costos totales de operación para efectos de comercio interno y externo', agrega De La Puente.

En Colombia, el 68% de la inversión en el sector agrícola se destina para el desarrollo y mantenimiento de infraestructura, sin que esto se refleje en el crecimiento real anual del sector, que solo ronda el 1,6%. En los países de la Ocde se destina el 36% en infraestructura.

En general, las economías más avanzadas enfocan sus recursos a la creación de sistemas de conocimiento agrícola e innovación que permiten mejoras a largo plazo en la comercialización, el transporte y la información.

Políticas adecuadas. Uno de los puntos clave del informe de la Ocde es que el sector agrícola sufre las consecuencias de la adopción de políticas deficientes y afronta importantes desafíos estructurales. Para lograr su objetivo de crecimiento sostenible y superar los desafíos estructurales, la organización sugiere potencializar las políticas que respaldan la competitividad a largo plazo.

'Los recursos públicos deben destinarse a eliminar las importantes deficiencias existentes en el sistema de tenencia de la tierra, infraestructura, gestión del agua y del suelo, sistemas de inocuidad alimentaria y de salud animal y vegetal, infraestructura de transporte, sistemas de información de mercado, educación, investigación y desarrollo, servicios de extensión, asistencia técnica', señala el informe de la Ocde.

Para Gustavo Pacheco, jefe de Investigaciones Económicas de la Cámara de Comercio de Barranquilla, también se debe tener en cuenta a las personas vinculadas al campo. 'Uno de los principales determinantes es que las estrategias y programas diseñados hasta el momento no han llenado las expectativas para los empresarios rurales y el campesinado en general', dijo.

El agro requiere políticas que brinden asistencia integral y constante a la población rural, donde se les garantice la educación, la salud, la justicia y los servicios básicos. Según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, en el sector predominan las unidades productivas a pequeña escala. El 67,6% de los propietarios tiene parcelas inferiores a 5 hectáreas (un 4,2% de la tierra agrícola), mientras el 0,4% de los propietarios tiene extensiones superiores a 500 hectáreas (lo cual representa el 46,5% del suelo).

Ramón Atencio, profesor de Economía de Uninorte, señala que se requieren grandes inversiones para subsanar las debilidades del sector. Inversiones que vayan destinadas al fomento de los agronegocios en todos los sectores y tamaños, con el fin de transformar la economía campesina en una actividad integrada a los mercados en condiciones de rentabilidad y sostenibilidad.

Inversión privada

Si bien las tierras agrícolas siempre han sido una gran alternativa de inversión privada, sobre todo en países como Estados Unidos, donde hay rendimientos anuales del 12%, en Colombia la mayoría de la inversión proviene de recursos del gobierno. 'De cada $100 de ingresos brutos, $19 provienen de apoyo directo, que indica un nivel de gasto del gobierno muy elevado', comentó Santiago Sarmiento, profesor de Economía de Uninorte.

Generar medidas de inversión privada puede ser una alternativa para mejorar la productividad del sector, sin embargo, para incentivar a los empresarios es necesario generar las condiciones políticas adecuadas, y dejar el proteccionismo. 'La solución no siempre se encuentra en ‘regalar’, se trata de brindar alternativas objetivas que apunten a que el sector sea productivo', señaló Sarmiento.