Era el más asediado, el más solicitado, el más aclamado. Estaba repleto de júbilo. Después de gritar a todo pulmón el gol de Emanuel Olivera, quitarse el buzo y agitarlo con fuerza mirando hacia las tribunas, Santiago Mele desapareció en el gusano inflable, lo golpeó y se dirigió hacia el camerino, donde abrazó una vez más a cada uno de sus compañeros y siguió imparable el festejo.
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No era para menos, una aventura suya, un momento de osadía, un instante de inspiración en el que dejó su arco y se fue al contrario a tratar de aprovechar un córner, propició esa anotación vital del argentino.
Mele, haciendo honor a la garra y juego aéreo de los charrúas, luchó con Kevin Pérez, lo apartó, lo dejó atrás y saltó antes de que llegara su colega, William Cuesta, a rechazar la pelota. Su frentazo, certero perdió potencia al rozar la mano del guardameta rival, pero la pelota continuó en dirección de gol hasta que Junior Hernández, con otro testarazo, salvó parcialmente. El rebote le quedó a Olivera y se dio ese gol que todos le atribuyen al portero uruguayo.
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Todos en el estadio Metropolitano estallaron de alegría. Y Manuela Calvi, la novia de Mele, la misma que recibió un anillo de compromiso de parte del futbolista hace un año, en plena celebración de la décima estrella, no fue la excepción.
Su felicidad y orgullo se vieron reflejados mientras esperaba a Mele rodeada de los familiares de los otros jugadores, en una sala contigua a la zona mixta.
Ahí, paciente y tranquila, esperó por más de 40 minutos que Santiago Mele se cambiara y participara en la rueda de prensa junto al técnico César Farías. Cuando por fin llegó la hora de reencontrarse frente a frente, el abrazo, el beso y el relato de todo lo que ella y la afición vivieron en las graderías con su acto de valentía y pundonor que derivó el gol de Olivera.
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Mele solo reía y contemplaba con cariño lo que su prometida le contaba sobre ese desenlace de película. Un abrazo, otro beso y al bus del equipo para volver a la concentración. La lucha continúa.
Antes de partir, unas fotos con algunos hinchas que lo abordaron antes de que los periodistas que hacían guardia en la zona mixta dispararan sus celulares para captar, una vez más, el testimonio del héroe del triunfo tiburón.
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Ojalá que vengan hazañas y celebraciones más grandes, como el año pasado. Está claro que Mele dará la pelea y dejará todo para seguir asombrando, entusiasmando y enorgulleciendo a su gente y a la de Junior.
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