Hace 30 años, tres meses y 17 días, Luis Grau fue el héroe de Junior. El volante de marca barranquillero, de gran despliegue físico, garra y sacrificio, que muchos hinchas repudiaban, pero que los técnicos preferían contra viento y marea, anotó el gol que dejó con vida a los ‘Tiburones’ en la serie de octavos de final de la Copa Libertadores contra Colo Colo.
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Sí, el equipo chileno ya fue rival de los rojiblancos en una instancia similar en el torneo continental. En la noche del 27 de abril de 1994, después del empate 1-1 en Barranquilla, ‘el Cacique’ y ‘el Tiburón’ definían en el estadio de Monumental, de Santiago, el paso a los cuartos de final. El local ganaba 2-0 con dos goles de Toninho, un habilidoso brasileño que años después (1996) llegó al club caribeño sin mucho éxito. A los 10 y a los 15 minutos (de penal) convirtió el atacante.
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Se complicaban y se extinguían las posibilidades desde muy temprano. Ya nos sabemos esa historia y que “a Junior tienes que matarlo”, como decía Édgar Perea. ‘Niche’ Guerrero, a los 23 minutos, tras un riflazo de Iván Valenciano que soltó el arquero, descontó. Y Grau, en la agonía del partido, a los 85, conquistó la igualdad con un certero cabezazo. Un gol que le devolvió el alma al cuerpo a los junioristas y forzó a la resolución por tiros desde el punto penal, en la cual salieron airosos 4-3. José Pazo atajó una de las ejecuciones.
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Junior pasó a cuartos de final, donde superó al Medellín, y a la semifinal, donde cayó en penales con Vélez Sarsfield, a la postre el campeón. El uruguayo Héctor Méndez tuvo en sus pies el paso a la última instancia, pero José Luis Chilavert le detuvo uno de los cobros.
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Pero antes de todo eso, el gol de Grau fue vital.
