El empate sabe a eliminación. Junior volvió a ser un equipo insípido y estéril y no pasó del 0-0 ante uno de los coleros del campeonato, Jaguares de Córdoba, este viernes en el estadio Jaraguay, de Montería, en la jornada 15 de la Liga II 2023.
Aunque todavía quedan puntos en disputa para clasificar a los cuadrangulares semifinales, el mediocre desempeño del equipo colectiva e individualmente mata el optimismo y cualquier esperanza de avance. Hay opciones matemáticas, pero no se ven las futbolísticas.
Algunos jugadores deambulan en la cancha sin ton ni son. Ni fútbol ni garra. Pablo Rojas, Fredy Hinestroza, Didier Moreno y Vladimir Hernández ratificaron una vez más su flojo desempeño.
Otros más jóvenes, como Kevin Padilla Madrid, dejan ver que todavía están biches para Junior y que necesitan sumar minutos de vuelo en la B o en otro equipo antes de recibir alas con la rojiblanca.
Tanta impotencia ante un equipo endeble y que ya está matemáticamente sin chances de clasificación como Jaguares, ilustra claramente la oscuridad en la que se sumió el equipo ofensivamente después de las lesiones de Luis González y José Enamorado.
‘Cariaco’ reapareció en Montería, pero su chispa, intermitente luego de varios días dedicado a la recuperación de su lesión y con un solo socio de peso, Déiber Caicedo, no bastó para iluminar lo suficiente al equipo en el segundo tiempo.
En la etapa inicial hubo más bostezos que emociones. Junior comenzó con buenas intenciones, poniendo a circular el balón y con ganas de buscar el arco contrario. Asumió el rol protagonista y quiso imponer el ritmo, pero nunca pudo profundizar y llegar con verdadero peligro a predios de Geovanni Banguera.
No había movilidad ni sorpresa. Solo Déiber Caicedo le agregaba un poco de sal y pimienta a un ataque soso en el que Carlos Bacca se mantenía huérfano y estático, Pablo Rojas estaba completamente desaparecido y Fredy Hinestroza solo corría y trataba de forzar por ratos un error de la zaga local.
En esas presiones esporádicas y sin el respaldo ideal, la defensa felina titubeo y Junior alcanzó a tener unos acercamientos demasiado tibios, sin final feliz. Era imposible generar una opción de gol con tanta lentitud, frialdad e imprecisión.
Caicedo era la única promesa de una posibilidad para anotar. Gabriel Fuentes y Edwin Herrera, que tenían libertad para atacar, sobre todo el zurdo samario, no se proyectaron con acierto.
En medio de la nublada creativa del visitante y el conformismo del anfitrión, que nada más se preocupaba por resistir, se produjo la única jugada de riesgo en las áreas en todo el primer tiempo. Emanuel Olivera, que viene luchando el puesto con Jermein Peña, con las mismas o mayores falencias que han hecho que Arturo Reyes decida sentar al samario, se equivocó en la salida y entregó mal el balón. Luis Anaya lo recortó y remató fortísimo al arco. Jefferson Martínez, que tiene sentado a uno de los arqueros de la selección de Uruguay, Santiago Mele, dio rebote y Juan Alegría por poco entristece al juniorismo, pero el cuidapalos colombiano corrigió su grave error, achicó y se quedó con el balón.
Ese instante vibrante no compensó la esterilidad que cubrió la primera parte del juego.
En el segundo período hubo más acción en las áreas, pero más que todo en la de Junior, donde Jaime Díaz, que ingresó por Édgar Medrano, lideró tres situaciones para marcar. Una pegó en el palo.
Junior maquilló un poco el lánguido rostro de su ataque con el ingreso de ‘Cariaco’, el rebusque de Fuentes y la insistencia de Caicedo, que siguió protagonizando las aproximaciones rojiblancas. Los demás, ni frío ni calor. Nada de nada. Cero en todo. Por eso huele a eliminación.