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La calidad sigue intacta. No lo jubilen, no le miren la cédula, no le cuenten sus calendarios, no le busquen canas, no le compren bastón, no lo manden a un asilo, no lo retiren, no duden de él, de la juventud de sus ganas, de la vigencia de su fútbol. Carlos Bacca está vivito y brillando todavía. No apaguen la ilusión de su regreso.

Su debut en su segundo ciclo con Junior, en la victoria 2-0 sobre Santa Fe, con el gol de Carmelo Valencia y la diana grandiosa de Nelson Deossa (¡‘grandeosaa’!), dejó alegría, emoción y una esperanza enorme.

Solo 12 segundos, cronometrados a partir de la reanudación del juego después de su ingreso por Carmelo Valencia y la realización de otras dos sustituciones (Gabriel Fuentes por Fabián Sambueza y Jefferson Rivas por Wilfrido De La Rosa), le bastaron a Bacca para evidenciar que su categoría y condiciones técnicas no se han marchitado.

El ingreso del porteño floreció el entusiasmo en la cancha y en la tribuna. Su entrada reactivó el asfixiante dominio de Junior sobre Santa Fe y encendió una fiesta inolvidable para los 28.798 hinchas que acudieron al estadio Metropolitano, el sábado pasado, para el partido de la cuarta jornada de la Liga II.