Junior sigue presentando síntomas de mejoría. Ante el Huila reaccionó —triunfo 3-0— y este sábado frente a las Águilas ratificó que va en serio por la clasificación, al imponerse 2-1, en el estadio Alberto Grisales, logrando así su primer triunfo lejos del ‘Metro’, luego de once fechas jugadas de la Liga II-2021.
Ganar motiva, genera confianza, crea estabilidad. El triunfo 3-0 ante Huila, entre semana, le dio al ‘Tiburón’ la energía suficiente para levantarse y creer en sí mismo. Este sábado frente a las Águilas, los rojiblancos mostraron una cara seria, equilibrada y efectiva cuando el partido requirió ser liquidado, en dos de las pocas opciones que brindó el rival en los 90 minutos del juego.
El partido mostró dos facetas. Una, la del primer tiempo. Aburrida, lenta, sin emociones, poco atractiva, donde ninguno de los dos bandos hizo mucho por el partido. Y otra, la de la segunda parte, donde no es que se hayan desbordado las emociones, pero sí se mejoró del ‘cielo a la tierra’, con un Junior atrevido, que se mostró superior y lo reflejó en el marcador, con dos goles de buena factura, uno detrás del otro.
Primero en el 58’, en los pies del argentino Sambueza, que sacó un ‘latigazo’ de su pierna derecha para dejar sin posibilidades al arquero Juan Valencia, con la complicidad de Álvaro Angulo, que desvió el balón y desubicó al cancerbero.
Y tres minutos después, en la pierna derecha de ‘Cariaco’ González, que aprovechó un pase milimétrico de Didier Moreno, para desenfundar un ‘proyectil’, que le quemó las manos al arquero Valencia y se metió al fondo del arco, a pesar del esfuerzo de portero por intentar despejar el balón en un segunda oportunidad.
Ese segundo golpe obligó al local, que poco o nada había hecho, a reaccionar. El técnico Arturo Reyes intentó cerrar el partido y cuidar a uno de sus mejores hombres, el boyacense Fabián Ángel, de una expulsión. Pero la salida del mediocampista terminó desequilibrando al Junior, que perdió el balón y le regaló el protagonismo al equipo dorado, que amenazó con un remate de Juan Camilo Salazar, antes de llegar el descuento.
Nada en Junior es tranquilo, por eso ayer, con el 2-0 a favor en el marcador, se intuía que aún la historia no podía darse como concluida. Walmer Pacheco intentó despejar un balón de palomita, tras un centro desde sector derecho, y terminó metiéndolo al fondo de la red, ante la mirada atónita del arquero Sebastián Viera.
Los últimos minutos del juego fueron apretados. Los rojiblancos defendieron con ‘uñas y dientes’ el triunfo y las Águilas, sin crear realmente peligro, fueron por el empate, sin claridad ni premio alguno.
Triunfo importante, que ratifica al Junior dentro del ‘grupo de los ocho’.