Junior asumió el mando del juego desde el pitazo inicial. Con la salida constante de Freddy Hinestroza, en asocio con Gabriel Fuentes, atacó por el flanco izquierdo. No obstante, hacía falta afinar más en la puntada final.
Se usaba menos el costado derecho, pero Sherman Cárdenas, que estaba recostado por ese lado, y Fabián Viáfara, también salían por ese sector y sumaban acercamientos al área local.
Por el centro, regando pelotas, aparecían James Sánchez, con mayor claridad y acierto, y Didier Moreno, con menos luces.
A las insinuaciones que proponían los rojiblancos le estaban faltando mayor entendimiento con los hombres de ataque. Carmelo Valencia y Michael Rangel siempre estaban en el lugar equivocado. Se pasaban o llegaban tarde a los pases.
Solo Sebastián Viera, al minuto 16, pudo descifrar a Carmelo y con un saque de meta sorpresivo puso mano a mano al delantero chocoano con el arquero Juan Camilo Chaverra. Valencia sacó provecho de su velocidad, dejó la defensa lejos y por fin acertó en su intento de bañar al guardameta (había fallado un par de veces en procura de eso ante Millonarios).
El balón entró con lo justo y Junior empezó a ganar con un ‘pase-gol’ de su portero.
De todas formas, a pesar de la incomprensión entre los dos hombres de ataque y los de mediocampo, Junior controlaba y era justo vencedor.
Sin embargo, en la comodidad del manejo del juego y con la ventaja a favor, los dirigidos por Luis Amaranto Perea se fueron de siesta y Cúcuta, al minuto 23, en la única llegada que produjo hasta esa altura, se encontró con el empate a través de Michell Ramos.
De ahí en adelante, lo que en principio parecía un partido en el que Junior reflejaría su superioridad en todo aspecto ante un adversario al que Mindeporte le anunció la suspensión del reconocimiento deportivo por incumplimientos en sus obligaciones salariales y fiscales, se convirtió en una frustrante y desesperante lucha por un golcito.
Si bien el Cúcuta no amenazaba el arco de Viera, que tuvo escaso trabajo, los tres puntos se encontraban en veremos por constantes equivocaciones en la toma de decisiones para dar el último pase o al momento de definir. También en las pelotas quietas. No se explotaron varias, sobre todo tiros de esquina. Un inconveniente recurrente.
Ni siquiera la inferioridad numérica del Cúcuta por la expulsión de Hanyer Mosquera, al minuto 58, le abría las rutas anotadoras al visitante.
Los goles estaban en la banca. La entrada de Edwuin Cetré por Hinestroza, que andaba jugando bien, no parecía la solución ideal para los problemas ofensivos de Junior. No obstante, terminó marcando dos goles en un remate de partido repleto de efectividad para los rojiblancos. El vallecaucano conquistó el 2-1. Miguel Borja aseguró la victoria con el tercero. Y Cetré redondeó la goleada.
La contundencia de la que careció durante gran parte del duelo y que le estaba enredando los tres puntos, se resolvió a partir del ingreso de Cetré, Teófilo Gutiérrez y Borja.
Teo, sin la brillantez que se le vio ante Plaza Colonia, de Uruguay, pero con su habitual calidad, alumbró mucho más el camino. El pase que le dio a Viáfara en la jugada previa al 2-1 es un claro ejemplo.
El juego empezó favorable para Junior y se vislumbraba una paliza. Se durmió, se complicó, pero finalmente ganó, goleó y volvió a los ocho mejores de la Liga.