Mordieron el pasto una vez más. No mejora lo suficiente. Nada que reacciona. Ni en la cancha ni en el banco se han dado el pellizco que amerita la grave situación por la que está atravesando Junior. No solo por los pésimos resultados que ha venido obteniendo, principalmente por lo mal que viene jugando en todo aspecto, especialmente en la ofensiva. La pólvora se empapó por completo.
El equipo rojiblanco se fue en blanco, sin dar en el blanco, por cuarta vez consecutiva y perdió 1-0 ante Deportivo Pasto, en la noche de este miércoles en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en la jornada 12 de la Liga, en la que sigue en la octava posición de milagro (con los mismos 17 puntos del noveno, Alianza Petrolera).
El galapero Féiver Mercado, al minuto 77 del partido, se encargó de sentenciar la mala noche de un Junior que cada vez luce más confuso y desinflado, permeable en defensa y sin contundencia en ataque, a pesar de los pomposos nombres que lo conforman.
A pesar del regreso de Miguel Ángel Borja a la titular, después de que se superara el inconveniente contractual entre el club rojiblanco y el Palmeiras, no se encontró la manera de descorchar el marcador y por cuarto juego en línea, tercero en Liga, el equipo terminó sin inflar la red. La mala racha empezó con la derrota de visitante 1-0 ante Envigado, luego con el 2-0 frente a
Barcelona de Ecuador en casa, después con el 0-0 ante a Patriotas en Tunja y se extendió anoche en el Romelio.
Pero no son solo goles lo que está faltando. Hay carencia de ideas, ingenio, claridad, precisión, cohesión y la energía necesaria para imponerse al adversario. Junior comienza con entusiasmo y poco a poco se va deshilachando sin que nadie se revele en el campo de juego y asuman con propiedad sus roles y compromisos futbolísticos.
Tampoco llegan soluciones desde el banco. El ‘Tiburón’, que debe ser el único equipo del mundo que todavía no hace los cinco cambios, sucumbe sin quemar las naves, sin tratar de arriesgar y buscar alternativas audaces que se salgan de lo común y propicien resultados diferentes.
Anoche por ejemplo, el Pasto se quedó con 10 hombres al minuto 66 por la expulsión de Mairon Quiñones. El partido todavía estaba 0-0 y Junior hace rato había perdido el vigor, la brújula y la alegría que se le vio en el génesis del juego. Solo fue un chaparrón.
Se requería un revulsivo, un nuevo aire, una inyección de energía, al menos. Pasto, que sí hizo sus modificaciones a tiempo, se defendió con eficacia y siempre amenazó la portería de Viera. En el primer tiempo generó las mejores opciones.
Diego Corredor, DT del club nariñense, refrescó su equipo en el remate del duelo y con hombres enteros físicamente aprovechó un contragolpe y consiguió el gol que hizo la diferencia en el marcador, a pesar de la inferioridad en la cantidad de jugadores. Nunca se notó el futbolista de más. Junior no hizo valer esa ventaja.
Controló el balón, pero profundizaba muy esporádicamente y continuamente sus jugadores tomaban malas decisiones en inmediaciones del área rival. Jefferson Gómez ofreció una salida mucho más limpia que Rosero, Larry Vásquez se vio un poco mejor, ‘Cariaco’ González tuvo la intención de aportar más y se movió, pidió la bola y encaró, más que todo en el primer tiempo, pero su fútbol terminó difuminándose. Hinestroza inquietaba con su pegada y atrevimiento en solitario porque Angulo nunca lo respaldaba acertadamente. Demasiado tibio para marcar y proyectarse el reemplazo de Gabriel Fuentes. Piedrahíta salía más, pero no se entendía ni cuajaba con ‘Cariaco’.
Sherman Cárdenas, a pesar de su intermitencia, parecía el único capaz de filtrar un buen pase. Pero nada resultaba suficiente. Faltaba más para concretar y abrir el marcador. Para colmo de males, Borja, la esperanza de gol, el que la prensa y los aficionados pedíamos, jugó su peor partido con la rojiblanca. La pelota le rebotaba y no fue certero en sus remates. La entrada de Edwuin Cetré no se sintió y Carmelo Valencia ingresó demasiado tarde.
Estéril e impotente finalizó este Junior que quedó en la cuerda floja, a un soplito de salir de los ocho. No resiste más caídas. Se agravó la situación.