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'Ooohhh, Junior tu papá, tu papá, tu papá, Junior tu papá'... La banda sonora de esta película con final feliz retumbaba en todas las tribunas del estadio Metropolitano. La dichosa hinchada rojiblanca saltaba, festejaba y gritaba a todo pulmón por el triunfazo de su equipo y le restregaba a su rival la superioridad que se vio en la cancha. El bicampeón sacó la jerarquía, la calidad, el carácter y el corazón para darle un baile a Nacional, vencerlo 2-0 y montarse en el primer lugar del cuadrangular semifinal A de la Liga Águila II.

De la mano de un crack llamado Teófilo Gutiérrez, autor de los dos goles a los 9 y 21 minutos del primer tiempo, ‘el Tiburón’ se comió vivo al cuadro verdolaga, que no se fue con una goleada en la maleta porque el arquero José Fernando Cuadrado, la única figura visitante, ahogó el grito de gol en diversas oportunidades, incluido un penalti ejecutado por Luis Sandoval en la agonía de la etapa inicial. Realmente la sacó muy barata el conjunto paisa.

La actuación de Junior fue 'apoTEÓsica' porque Teófilo frotó la lámpara y aportó la cuota de magia a un equipo concentrado, enérgico y comprometido. Ah, y de paso silenció a Alexis Henríquez que tras el partido en Medellín, camino al camerino, había osado retarlo y provocarlo comparando los logros de los dos. 'Jugamos el mejor partido, no recuerdo un partido igual', declaró el técnico Julio Comesaña en la rueda de prensa.

La verdad es que Junior fue brillante en todos los aspectos, tal vez el único reparo puede ser la falta de tino para agregarle el tercero y el cuarto al marcador. Sin embargo, eso no empaña para nada la fenomenal actuación de los dirigidos por Comesaña. Todos jugaron bien, desde Viera, muy seguro en las escasos acercamientos de

Nacional, hasta Teófilo, que hizo de todo, goles, túneles, enganches, amagues, asistencias y hasta recuperaciones del balón. Se puso el frac y el overol. Dio un concierto de fútbol y fue el primer defensor.

Resultó tal la dictadura de Junior en el terreno de juego que el entrenador verde, Juan Carlos Osorio, que suele posar de caballeroso y respetuoso, dejó escapar toda su impotencia y discutió con varios jugadores rojiblancos, entre ellos Teófilo, con quien la emprendió también en la rueda de prensa. Tal vez fue el dolor de la derrota y de lo mal que se apreció su onceno.

El partido fue perfecto para Junior. Con el aliento de la hinchada, que acompañó masivamente y con un gran entusiasmo, los rojiblancos pasaron por encima de su rival con agresividad para recuperar la pelota, con presión en cada rincón de la cancha, con atención ante cada jugada, con buen fútbol, y con el oportunismo, la calidad, experiencia, impresionante entrega y liderazgo de Teo.

Los verdolagas no podían dar más de cinco toques seguidos. Los Tiburones se devoraban la cancha con intensidad, con vigor, con temple. Cerradas las rutas hacia el arco de Viera, Junior se acercaba con un Sandoval enchufado y claro, sin ninguna clase de temores a pesar de su juventud e inexperiencia en esta clase de partidos.

‘El Chino’, sorpresa en la titular, se juntaba con el ídolo de La Chinita, y Nacional la veía en 'chino'. En esa combinación asiática de Junior llegaron los dos goles. Pero no era un cuento chino, todos en Junior se sobraron y pusieron todo en la cancha.

Leonardo Pico hizo olvidar a Narváez y jugó como en sus mejores tiempos. No dejó ni pensar al pobre Jarlan Barrera, ya marcado por los chiflidos y gritos de la afición que le reprochaba su partida del equipo y el terminar jugando con la casaca verde. Hinestroza y Cetré, a pesar de una que otra mala decisión, aportaron; Germán Mera y Rafa Pérez fueron guardias inexpugnables, Piedrahíta y Fuentes estuvieron sólidos atrás y acertados en las salidas.

James Sánchez, Moreno y 'Cariaco' no desentonaron. ¿Y Cantillo? El flaco magdalenense merece capítulo aparte. Se jugaba un partidazo y no quería salir de la cancha a pesar de haberse lesionado. Lloró, manoteó y discutió con Comesaña hasta convencerlo de terminar el primer tiempo. No salió para el segundo, pero ya no hizo falta porque jugaba un Junior 'apoTEÓsico'.