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Prueba superada. Y sin táctica del murciélago (todos colgados del travesaño), sin operación candado, sin parquear un Transmetro en la portería de Sebastián Viera. Junior no traicionó su estilo de toque y posesión del balón, empató 1-1 ante Colón y clasificó a los cuartos de final de la Copa Sudamericana por tercer año consecutivo (cuarta vez en su historia), la noche de este jueves en el estadio Brigadier General Estanislao López, de Santa Fe (Argentina). 

Matías Fritzler, al minuto 74, puso en ventaja al club ‘sabalero’ a través de la única vía en la que el local podía inquietar, la pelota quieta. Ese eterno dolor de cabeza rojiblanco que es el balón aéreo le volvió a jugar una mala pasada. Yony González descuidó su marca sobre el volante argentino y un frentazo dejó a los Tiburones remando contra la corriente.

Sin embargo, los tres jugadores que vinieron desde el banco se inspiraron y le dieron la paridad al conjunto barranquillero.

James Sánchez recuperó tras un resbalón letal de Gustavo Toledo, se la pasó a Teófilo Gutiérrez y este a su vez a Daniel Moreno, quien definió como tanto se le pedía y selló el tiquete juniorista a los cuartos de final del torneo continental, donde se medirá por tercera vez en línea a un rival argentino, Defensa y Justicia. Ya había sacado del camino a Lanús y ayer a Colón. 

La escuadra santafesina nunca pudo llegar con verdadero peligro en la portería de Viera. No mostraba los suficientes argumentos para quitarle el balón a Junior e imponer el dominio.

Piedrahíta, Pérez, Ditta y Fuentes se comportaron a la altura. Los dos últimos no defraudaron a pesar de su juventud. Lucieron firmes.

Los rojiblancos controlaban la bola, con Cantillo de director, y mantenían a raya a su rival. De hecho crearon las mejores opciones de gol.

De todas formas, si se hubiesen decidido un poco más a profundizar y a buscar el tanto de la ventaja, lo habrían conseguido. Luis Díaz no estaba en su noche, hizo demasiada falta su chispa. Yony González tuvo gran sacrificio, pero poca fortuna en sus intentos ofensivos.

Para colmo de males, Jarlan Barrera entró en una discusión y roce con Leonardo Heredia, lo cual fue castigado por el árbitro peruano Diego Haro con una tarjeta roja para cada uno. 

Las infantiles expulsiones poco y nada cambiaron el decorado del juego, aunque ambos equipos perdieron fuerza ofensiva.

El técnico Julio Avelino Comesaña, que esta vez usó una formación titular con jugadores de buen pie y con vocación ofensiva, planificó un partido en el que la prioridad era sostener el balón para neutralizar las intenciones locales y le dio resultado. Tal vez demoró un poco los cambios, pero esos mismos terminaron conquistando el empate y entregándole la clasificación. Misión cumplida.