Ocho meses han pasado exactamente desde aquella lamentable y dura lesión que lo alejó de las canchas. Ante el ‘Blanco blanco’, Jefferson Gómez la vio negra aquel domingo 20 de agosto de 2017. Curiosamente el joven defensor barranquillero se lesionó con el Once Caldas, el mismo equipo contra el que debutó con Junior el 27 de julio del año pasado en un juego de Copa Colombia que los Tiburones ganaron 3-0.
Cuando Jefferson se tiró a la grama y se agarró la rodilla derecha presintió lo peor y efectivamente así fue: una lesión de ligamento cruzado lo perjudicó. Gómez empezaba a consolidarse en la defensa, brindaba seguridad y en los cuatro partidos que alcanzó a jugar por Liga Águila le convirtió un gol a Millonarios en el triunfo 2-1 de los rojiblancos en la capital de la república.
Los primeros meses para Jefferson fueron duros, atado a unas muletas y con el rostro triste seguía su camino. Pero no bajó los brazos, siguió al pie de la letra de las indicaciones del médico y poco a poco fue despojándose de las muletas.
Jefferson hoy luce sonriente, está en la etapa de recuperación, siempre ha estado con buena cara y trabaja pacientemente para regresar más fuerte. Su vida es el fútbol. Es un apasionado del Play Station, con el que sigue acumulando títulos.
Ha sido duro ver al Junior desde la pantalla del televisor o en la tribuna del estadio Roberto Meléndez.
Ayer atendió gustosamente a EL HERALDO y contó lo que ha significado la larga incapacidad.