Compartir:

En el fútbol no hay lógica. No siempre 1+1 resulta 2. Para la muestra, un botón rojiblanco. Junior, que en la temporada pasada tenía en el paraguayo Roberto Ovelar a un delantero frío y estéril, lejísimos de su mejor versión, se reforzó con el uruguayo Jonatan Álvez y el samario Luis Carlos Ruiz.

Álvez fue uno de los goleadores de la Copa Libertadores 2017, con el Barcelona de Ecuador, equipo con el cual llegó a semifinales, mientras Ruiz, en su última campaña con los Tiburones (segundo semestre de 2013), fue Botín de Oro, con 16 tantos.

Álvez y Ruiz, que volvía al equipo que lo lanzó a la primera división tras un paso por el Shanghái Shenhua (China), Sport Recife (Brasil) y Atlético Nacional, deben significar una mejoría ofensiva en el equipo.

El ariete samario, de 31 años de edad, con su lucha, solidaridad, colectividad, juego aéreo y movilidad, ofrece mejores expectativas que esa última edición que vimos del ‘Búfalo’ Guaraní.

Las credenciales de Álvez, que no las ha podido mostrar del todo hasta ahora con la rojiblanca, también permiten a pensar que actualmente existen alternativas de mayor peso ofensivo.

Sin embargo, a pesar de que la línea de arriba se reforzó con dos buenas opciones, el equipo refleja en el trámite de los partidos y en las cifras, que no se cumplió la ‘lógica’ y el ataque no ha mejorado por el momento.

Aunque la defensa rojiblanca recibe muchas críticas de la prensa y la afición, son mejores los números de la zaga que de la ofensiva.

Junior solo ha recibido cinco goles en siete partidos de la Liga y cuatro en cinco de la Copa Libertadores, en total, nueve tantos en 12 cotejos, para un promedio de 0.75, menos de un gol por juego. De los seis primeros equipos en la tabla de la Liga es el que suma menos dianas en su red.

Ofensivamente, es al contrario, de los seis primeros clubes en las posiciones ligueras, es el que menos ha estremecido las piolas rivales, solo seis veces.

Junior tiene déficit anotador y ni siquiera llega a un gol por partido. En la Liga contabiliza seis en siete juegos, mientras en la Copa ostenta cuatro en cinco partidos. En total, 10 goles en 12 juegos, promedio de 0,83.

¿Qué pasa este semestre? Existen varias razones. Alexis Mendoza aún no logra estabilizar una formación titular (por lesiones, decisiones y rendimientos), individualmente hay jugadores con discreto nivel individual, como Yimmi Chará y Teófilo Gutiérrez, que son estandartes en la elaboración y culminación de jugadas de ataque; los laterales no está respaldando con acierto a los hombres de arriba, y el funcionamiento general del equipo no ha estado sincronizado. A veces se exagera en el toque horizontal y se encara poco, falta velocidad y sorpresa para evitar que el equipo sea previsible. El cuerpo técnico y los jugadores podrían tener otras razones para explicar la situación, lo que sí deben compartir todas las partes es que algo pasa y que se necesita mejorar.