Compartir:

Tiburón que se duerme... Junior no logró sostener la ventaja que tanto esfuerzo le había costado conseguir y terminó sufriendo un amargo empate 2-2 ante Águilas, que le frustró la oportunidad de convertirse en líder de la Liga Águila a falta de una fecha para la culminación de la fase regular.

Johan Jiménez, en el primer minuto de adición, cuando los aficionados en las tribunas del Metropolitano festejaban el reciente gol de Teófilo Gutiérrez y la victoria parcial 2-1, concretó el inesperado tanto de la igualdad definitiva. Yimmi Chará y Daniel Hernández habían puesto el marcador 1-1 en el primer tiempo.

Como de costumbre en este semestre, desde los primeros minutos, la cancha se inclinó hacia el arco del visitante. Junior asumió el control de las acciones con sus constantes toques, tratando de descubrir los espacios para filtrar el balón.

Con paciencia y precisión, como cerrajero que pega su oído a una caja fuerte buscando la clave, los rojiblancos trabajaban para deshacer el candado. No era fácil descifrar las vías de gol por el ordenada, abroquelada e intensa propuesta del adversario.

Por los costados, por el centro, por arriba y por abajo, los tiburones desplegaban su artillería en procura de la primera diana, pero la muralla dispuesta por Diego Édison Umaña se mantenía firme.

Yimmi Chará, con su velocidad física y mental, era el que más hacía temblar el muro antioqueño. El vallecaucano, de 26 años, que tenía de cerca la marca de su hermano mayor, Luis Felipe Chará, de 36, también accionó su gatillo para disparar al arco al ver que las paredes y triangulaciones se derrumbaban en el área forastera.

En la agonía del primer tiempo, cuando parecía que ambos equipos se marchaban al descanso 0-0, por fin se descorchó el marcador y el hermético planteamiento del rival.

Águilas se tomó confianza y emprendió un vuelo ofensivo que se estrelló con la genialidad del ‘Chateo’. Siempre ‘Chateo’. Pico recuperó una bola y se la encargó a Chará, que ejecutó un inteligente, vistoso y letal contragolpe con su socio, Teófilo Gutiérrez. El arquero Roque Cardozo casi frustra la anotación, pero Chará estuvo atento al rebote para redondear una nueva faena del dúo maravilla.

La embestida local hacía pensar que la etapa inicial estaba sepultada, pero en un error del árbitro Alexánder Ospina o una imprudencia de Rafael Pérez —las opiniones están divididas— surgió un penal que Daniel Hernández ejecutó con acierto y se igualó el partido.

Ya en la el segundo período, Luis Díaz entró enchufado por un Jarlan Barrera sin inspiración y le llevó luz al ataque que había comenzado apagado.

El guajiro era la principal arma de ataque del onceno anfitrión. Sus atrevidas fugas por la banda sembraban peligro, pero fue el dueto dorado el que encontró el camino hacia el gol de nuevo.

Chará puso en el pecho de Teófilo un pase perfecto, el barranquillero, que no estaba en fuera de lugar, adormeció el balón y al caer definió certero a pesar de la veloz salida del cancerbero.

Comesaña, sus dirigidos y los hinchas saboreaban las mieles del triunfo y el liderato hasta que apareció el recién ingresado Jiménez y amargó la noche.