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Hay una dupla en Junior igual de valiosa que el ‘ChaTeo’ —Chará y Teo— pero quizá menos mediática. Trabaja en silencio, pero aporta la misma eficacia. No genera bullicio, pero responde de la misma manera. No marca tantos goles, pero trabaja incansablemente para que otros brillen. No roba portadas, pero es igual de importante para el técnico Julio Comesaña. Esa sociedad la conforman el boyacense Leonardo Pico y magdalenense Víctor Cantillo.

Javier Castell, ex jugador del Junior y columnista de EL HERALDO, bautizó esta pareja, en uno de sus escritos, como ‘Picanti’ —Pi, de Pico; Canti, de Cantillo—, dándole el mismo valor que se le da al ‘ChaTeo’. Porque si unos aportan goles, asistencias y espectáculo, estos brindan seguridad, equilibrio y fútbol.

El tener a Pico y a Cantillo en el campo es sinónimo de tranquilidad y, por qué no, de victoria. Solo en una oportunidad el equipo rojiblanco perdió con ambos jugadores de titulares. Fue ante Cortuluá (1-0), de visitante, en la fecha 11 de la Liga. En los otros 12 encuentros, el balance fue realmente positivo: nueve victorias, tres empates y únicamente cinco goles en contra. Además, en esos 13 compromisos, Junior sacó el arco en cero en siete oportunidades. Números para nada despreciables, que demuestran la importancia de esta dupla en el andamiaje del equipo.

Pico es uno de los futbolistas con más participación en Junior este semestre, acumulando, hasta el momento, 2.250 minutos en 25 partidos jugados en todas las competencias (Liga, Copa y Sudamericana). Nunca ha sido expulsado, un dato que habla muy bien de su trabajo, teniendo en cuenta la posición en la que se desempeña, y ha recibido únicamente siete tarjetas amarillas.

Comesaña no ve a un Junior sin el boyacense, su pieza más importante en el medio campo. Cuando no está, se siente, especialmente en los partidos ante rivales más exigentes.

Pico pelea todas, corre los 90 minutos, no se cansa, apoya en la recuperación y da una mano en la elaboración. Es, sin duda, la mejor herencia que pudo dejar el técnico samario Alberto Gamero, que fue el que lo trajo al Junior.

Cantillo, por su parte, se incorporó un poco más tarde al andamiaje del equipo, pero desde que recibió la oportunidad, más nunca soltó la titularidad, a menos que el DT haya decidido reservarlo para darle descanso.

El oriundo de Riofrío, Magdalena, acumula 1.562 minutos en 20 partidos jugados. Tampoco ha sido expulsado y solo ha recibido dos tarjetas amarillas. Su aporte es igual de importante, especialmente en la elaboración del juego. No se complica, es efectivo, tiene una calidad que lo hace diferente al resto y es el socio de todos en el campo, tanto de los defensas y recuperadores, que se apoyan en él para sacar el balón limpio desde atrás, como de los creativos y delanteros, quienes son los que más disfrutan de su fútbol.

El ‘ChaTeo’ y el ‘PiCanti’ serán vitales para Junior en este tramo final de la temporada, donde el cuadro barranquillero buscará el soñado ‘triplete’ (le falta la Liga y la Sudamericana). Mientras ambos duetos mantengan el nivel mostrado hasta el momento, la esperanza y la ilusión siempre se mantendrán intactas.