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Costó más de la cuenta. En un partido que dominó a su antojo en el primer tiempo y en el que luego, en el segundo, se cayó en ataque y se hizo fuerte defensivamente, Junior logró vencer 1-0 al Deportivo Cali y se acercó mucho más a la clasificación a los cuartos de final de la Liga Águila.

Un gol de penalti de Jarlan Barrera, al minuto 23, significó la victoria que lo ubica en la tercera posición de la tabla con 28 puntos.

El primer tiempo fue un monólogo de Junior. Se jugó desde la mitad de la cancha hacia el arco de un Deportivo Cali que salió con la firme intención de no dejar jugar, de bloquear, de desarmar, de destruir cada intención del local. En eso se enfocó y lo lograba hasta cierta medida porque a los 'Tiburones' no se les hacía fácil fabricar opciones claras de gol.

Si Cali era incesante en su afan de evitar, Junior lo era en su objetivo de estremecer las redes. Los dos laterales salían, Víctor Cantillo proponía toque, Jarlan se juntaba con Luis Díaz, con Teófilo y con Chará.

Había toque, paredes, cambio de frente, gambetas, amagues arriba y un Leonardo Pico, un Rafael Pérez y un Jonathan Ávila pendientes a cada bola suelta para reiniciar la misión.

¿Y Sebastián Viera? No se sabía de la vida del uruguayo, por allá no llegaban los azucareros. En todo el primer tiempo solo Darwing Andrade lo inquietó con un remate venenoso desde larga distancia que por poco le juega una mala pasada al guardameta charrúa.

El balón y la disposición ofensiva era completamente de Junior, que encontró justo premio a su búsqueda al minuto 21, cuando Luis Díaz fue derribado por Danny Rosero en el área luego de una tocata a la que Jarlan le dio profundidad con un gran pase hacia el guajiro. Claro penalti.

Poco que discutir. Sí hubo falta y Jarlan, con su precisión acostumbrada, engañó y venció a Mina para poner el 1-0.

El tanto emocionó y afinó aún más el ataque tiburón. Díaz estuvo a punto de ponerle moño a una serie de finos toques que Junior le regaló a su hinchada.

Comenzó el 'Chateo' o 'Bachateo' (por la presencia de Jarlan) y estuvo cerca de caer el segundo antes de que sonara el pitazo enviando los equipos al descanso.

En la etapa complementaria, la estética del juego decayó. Se presentaron muchas más infracciones e interrupciones que jugadas en las áreas. El partido comenzó a lucharse y no a jugarse, más músculo que ideas.

El ataque rojiblanco perdió el brillo de la parte inicial. Chará, Jarlan y, especialmente, Teófilo bajaron sus bríos y exactitud.

Teo se vio displicente y rifó varias pelotas a las que pudo darle un mejor destino. El público se lo hizo saber.

Luis Díaz, por la izquierda, tuvo unos chispazos para enloquecer y hasta ridiculizar a su marcador,

Didier Moreno, pero ese solo foco no iluminaba lo suficiente y luego se apagó su resistencia. Junior recuperaba la bola y cuando parecía que emprendía un contraataque, perdía el esférico rápido y de una manera que desesperaba a su afición.

Todo Junior amainó físicamente y el Cali comenzó a tomarse confianza y a acordarse que en frente había una portería. Jefferson Duque contó con la jugada de gol más nítida, pero la opacó en una mala resolución.

Deficiente el ataque, creció la defensa. Junior, que no ha recibido goles de local en lo que va de la Liga, demostró por qué tiene la defensa menos vulnerada de la Liga (junto a la de Santa Fe) y rescató tres que estuvieron a punto de embolatarse. Sí, la defensa los ganó.