Junior superó al Once Caldas en lo futbolístico, en lo físico y en lo mental. Trabajó el juego de forma lenta e inteligente, sin despeinarse, sin un esfuerzo de más, cocinando el triunfo a fuego lento, sintiéndose superior en todo momento, a pesar de usar el llamado equipo ‘B’, que realmente parecía el ‘A’, por lo visto en los 90 minutos.
Con la ventaja lograda en el juego de ida en el Palogrande, el ‘Tiburón’ decidió, de entrada, prestarle el balón al rival para que desarrollara su propuesta y cuando tuvo la oportunidad de liquidar, lo hizo sin contemplación. Primero en la etapa inicial con un cabezazo del ‘Búfalo’ Ovelar y luego en la parte complementaria con dos pinceladas certeras, una de Jarlan Barrera y otra del lateral David Murillo, tras pase magistral del ‘10’ samario.
Once Caldas no opuso resistencia. En los primeros minutos, cuando tuvo el balón, dominó de forma estéril, con escasas aproximaciones, la más importante, en la cabeza de Johan Arango, pero el arquero uruguayo Sebastián Viera le ahogó el grito de gol al delantero del ‘Blanco Blanco’.
Junior esperó con calma, con paciencia, sabiendo que su oportunidad llegaría en cualquier momento. Y llegó, en la cabeza de Ovelar, que no tuvo reparos para definir de gran forma un centro milimétrico del debutante Yonatan Murillo.
Ahí acabó el juego y de paso la serie. Once Caldas perdió fuerza, confianza, autoestima, las ideas, los papeles, todo. No se levantó más y simplemente se dedicó a observar el paso lento de los minutos.
Con la llave en el bolsillo, el ‘Tiburón’ se dedicó a hacer lo que le gusta. Tocar y tocar hasta desesperar al rival, que espabiló dos veces en la etapa complementaria y, de un momento a otro, ya se vio con el marcador 3-0 en contra, con golazos de Jarlan y Murillo. El primero con un zurdazo impecable del samario y el segundo luego de una excelente acción colectiva, que concretó sin problemas el ‘Mello’.
Fue una noche redonda, que sirvió no solo para certificar la clasificación a cuartos de final de la Copa, sino para darle un merecido descanso a los titulares y de paso ver tres de las caras nuevas del Junior este semestre: Jefferson Gómez, Yonatan Murillo y Víctor Cantillo.
Todos pasaron con nota alta, yendo de menos a más, mostrándose mucho más seguros con el paso de los minutos. Gómez destiló autoridad y confianza, Murillo asistió para el primer gol y Cantillo terminó siendo el motor de un Junior que basó su juego en los jugadores de buen pie que posee en el mediocampo.
El ‘Tiburón’ le cumplió nuevamente ante su gente, suministrándole al Once Caldas la certera dosis de tres goles, esa misma que le aplicó sin contemplación a Equidad y al América en el ‘Coloso de la Ciudadela’, su fortín. Y ahora se verá las caras con Millonarios en cuartos de final, en otro ‘clásico’ que promete muchas emociones.