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Ni el más optimista hincha del Junior hubiera imaginado que cuatro fechas después del despido del Zurdo López, el equipo barranquillero iba a lograr cuatro victorias seguidas, ser uno de los punteros del campeonato y prácticamente amarrar el boleto a los cuartos de final de la Liga Postobón.

Todo ha coincidido con la llegada de Julio Comesaña, aunque no todo ha sido por obra y gracia suya. Siempre dijimos que su sexto ciclo tenía circunstancias más favorables que los dos anteriores, donde encontró un equipo sumergido en los últimos lugares. Esta vez recibió al Junior en el séptimo lugar con 15 puntos y con 24 más por disputar.

Pero a la par de los buenos resultados del Junior, también ha sido evidente la mejoría en la parte futbolística y anímica del plantel. A Comesaña hay que abonarle que desde el primer partido —en Cartagena ante Envigado— intentó impregnar su sello personal al equipo. Movió sus fichas, probó variantes y no le tembló el pulso para sacar y meter jugadores. Sacó del ostracismo a César Fawcett, se acordó de que todavía existía Jossymar Gómez y adelantó más al Carachito Domínguez. En Cartagena le tocó meter mano para cambiarle la cara a su equipo después de un discreto primer tiempo. Lo mismo ocurrió contra Uniautónoma, con quien perdía 1-0 al término de la parte inicial y con un par de modificaciones: Vladimir por Fawcett y Narváez por Vásquez, logró que Junior le diera vuelta al marcador. Contra Equidad dejó a Michael Ortega en Barranquilla, puso a Vladimir de titular, lo mismo que a la pareja Narváez-Celis y alineó a Bolatti. Poco a poco ha ido encontrando la formación tipo y la que jugó contra Chicó parece ser la que más lo llena.

En 2008, cuando Comesaña tomó al Junior tras la salida de Santiago Escobar, el equipo tiburón era último en el descenso. Su compromiso con la causa fue tal que vivió un año en un hotel de la ciudad y prefirió movilizarse en taxi ya que no quería ningún factor externo entorpeciera la misión para la cual fue contratado: salvar al Junior de irse a la B.

En esta oportunidad está pasando algo similar. Comesaña está metido de lleno en el trabajo y conservando un perfil bajo. Tal vez esto último obedezca al hecho de que todavía no pueda sentarse en el banco técnico (solo podrá hacerlo a partir del segundo semestre por haber dirigido a Patriotas en este torneo), pero de todas formas se le nota distendido, como si hubiese asimilado el estilo de José Pékerman de exponerse poco ante los medios de comunicación.

Sus apariciones en público las ha limitado al máximo y, contrario a su antecesor, no ha caído en la tentación de lamentarse por los jugadores que ya no están, como hizo el Zurdo con Edwin Cardona, Édinson Toloza y Luis Carlos Ruiz. Desde el principio, decidió jugársela con el grupo de jugadores que encontró y que hasta ahora ha sabido administrar.

Da la sensación de que Comesaña se siente cómodo viendo el partido desde un palco del estadio, sin tener que someterse a la presión de estar en la raya, con un público llamándole constantemente por su apodo y pidiéndole cambios desde el primer minuto de juego.

Pero, más que nadie, Comesaña sabe que la tarea solo estará completa cuando Junior alcance el título, porque para eso se confecciona este equipo. Él ha pasado muchas veces por esto y conoce la exigencia de la hinchada.

27 puntos pueden ser suficientes

Con el triunfo 2-1 sobre Chicó, Junior prácticamente aseguró su presencia en los cuartos de final de la Liga Postobón. Los tiburones llegaron a 27 puntos, los mismos que Atlético Nacional y Millonarios, y se ubican terceros por tener menor diferencia de gol que los equipos en mención. Sin embargo, matemáticamente no se puede afirmar que la clasificación del Junior está consumada, simplemente porque aún restan 12 puntos por disputar y la diferencia entre el conjunto barranquillero y el noveno en la tabla (Alianza Petrolera) es de 9 puntos. De todas formas, es muy remota la posibilidad de que Junior quede eliminado, sobre todo si se toma como referencia el puntaje de los clasificados como octavo en los últimos torneos: en el Finalización 2013: Pasto e Itagüí (27 puntos); Apertura 2013: Pasto (26 puntos); Finalización 2012: Pasto (25 puntos); Apertura 2012: Pasto, Chicó y Cali (27 puntos), Finalización 2011: Chicó (27 puntos) y América (25 puntos) y Apertura 2011: Cúcuta (26 puntos).