La decisión del LIV Golf de reinventarse y de que sus torneos pasen a ser de cuatro jornadas en lugar de tres -de 54 a 72 hoyos- a partir de la próxima temporada es una medida dirigida a apaciguar el cisma que generó en 2022 la irrupción del circuito financiado por Arabia Saudí como competencia del poderoso PGA Tour estadounidense.
El LIV, acrónimo que alude al 54 en número romano, anunció ayer, martes, el cambio de formato para volver a uno que case mejor con las reglas convencionales que han regido el golf en las últimas décadas.
Este paso complementa al que el máximo directivo del circuito saudí, el estadounidense Scott O’Neil, acordó el 30 de junio, cuando cursó una nueva solicitud para que el LIV formara parte del sistema que fija el Ranking Mundial del Golf (OWGR, por su siglas en inglés), una petición que está en estudio.
El formato revolucionario con el que nació el LIV frente al tradicional del PGA Tour y el DP World Tour europeo llevó al OWGR a excluir a sus jugadores, por lo que muchos de ellos se han visto privados de participar en las grandes competiciones, para los que la puerta de acceso es el ránking u obtener billete a través de torneos del circuito europeo u asiático.
La presión de los golfistas de la liga saudí, que se adhirieron al proyecto por los multimillonarios contratos y premios que ofrece, ha empujado a su directiva a reformular su proyecto a partir del torneo de Riad que abre el curso en febrero de 2026 y extender a cuatro las rondas con el fin de que puedan tener más oportunidades de jugar los ‘majors’.
Uno de los que ha preconizado esta medida en los últimos meses ha sido el español Jon Rahm, el campeón del LIV en las dos campañas en las que lleva enrolado, en las que su rendimiento en los torneos grandes se ha resentido, quizá debido al formato reducido de los torneos de su circuito.
“Las ligas más exitosas del mundo siguen innovando y evolucionando, y nosotros no somos la excepción”, justifica O’Neil, quien llegó al cargo el pasado mes de enero en sustitución del australiano Greg Norman, unas de las leyendas del golf.
O’Neil se incorporó al proyecto avalado por su experiencia gestora en la NBA y en las competiciones profesionales de hockey hielo y fútbol americano de su país con el ánimo de restañar las heridas abiertas por la escisión.
El LIV acompañó su comunicado sobre el cambio de formato con declaraciones de adhesión de algunos de sus jugadores más emblemáticos, como Rahm o el estadounidense Bryson DeChambeau, que, como el vasco, tiene dos torneos grandes en su palmarés.
“Todos queremos ver a los mejores jugadores del mundo compitiendo entre sí, especialmente en los ‘majors’. Y por el bien del golf, necesitamos un camino a seguir”, sostiene DeChambeau.
Para el ganador de los Abiertos de Estados Unidos de 2020 y 2024, al pasar a 72 hoyos, el LIV está dando “un paso proactivo para alinearse con el formato histórico reconocido mundialmente”, lo que evidencia que “escucha y se adapta para crear la mejor experiencia posible”.
Por ahora no hay pistas de si también se introducirá el corte a mitad de sus torneo, algo más complicado de ejecutar teniendo en cuenta que la liga saudí la disputan solo 54 jugadores e incluye una competición por equipos, otro elemento novedoso cuando se lanzó el proyecto al igual que la música que da ambiente a la salida en los ‘tees’ y en los ‘greens’.
A pesar del cambio en el formato, aún quedan asperezas que limar con el PGA Tour. La última surgió esta misma semana después de que el circuito saudí desvelara que la competición -el LIV Golf Promotions- que sirve de puerta de entrada a golfistas que desean militar en su liga se celebrará por primera vez en suelo estadounidense, en Florida, del 8 al 11 de enero de 2026.
El PGA Tour reaccionó con la advertencia de que habrá represalias contra todo jugador de su órbita que se inscriba en el torneo de Florida con la aspiración de ingresar en el circuito rival.
























