La imagen conmovió a parte de la hinchada. Guillermo Paiva con los ojos llorosos y ocultos en su camiseta, pasando la frustración de desperdiciar un penalti que pudo haber significado la victoria de Junior frente al Deportivo Independiente Medellín, el domingo pasado en el estadio Atanasio Girardot.
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El paraguayo falló desde los doce pasos y Éder Chaux le atajó el cobro. Ni potencia ni ubicación en el zapatazo del paraguayo y adiós a la mejor posibilidad de romper la igualdad definitiva 2-2, en el choque de la jornada 12 de la Liga II.
A partir de esa ejecución despilfarrada, Paiva se derrumbó anímicamente, como le había pasado aquel 18 de agosto cuando desperdició otro penal en el partido que Junior le terminó ganando 2-1 al Bucaramanga, en el estadio Metropolitano. En el momento que el atacante guaraní pateó el penalti, el choque estaba 0-0.
Esta vez los ‘Tiburones’ no pudieron cantar victoria y Paiva se fue al banco y al camerino a masticar la amarga derrota. De nada sirvieron las palmadas en la espalda y la voz de aliento de José Enamorado, Paiva siguió sumido en la tristeza por su desatino.
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El partido había resultado muy favorable para Paiva y Junior. El delantero, como de costumbre, era capaz de fabricar espacios, juntarse y crear opciones de gol para los rojiblancos. No es el típico ‘9’ que se ancla en el área a la espera de que salgan a flote las oportunidades de gol, el paraguayo se las rebusca, las fabrica, las ayuda a construir.
Haciendo gala de ese juego de asocio, que le brindó la posibilidad de anotar a Jesús Rivas, se venía moviendo Paiva por el gramado del Atanasio.
Hasta un ‘gol’ con el trasero había marcado al minuto 31. Un remate de Daniel Rivera que se desvió en las posaderas del paraguayo, que estaba tirado en el césped quejándose de un golpe de un adversario, terminó en el fondo de la red, pero fue invalidado por posición adelantada.
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La curiosa situación le sacó una sonrisa al jugador extranjero, que se repuso y continuó jugando. Lamentablemente no resultaron agradables los últimos momentos suyos en el campo.
Luego de ver que Cháux le detenía el penal, el entrenador de Junior, Alfredo Arias, se molestó y quiso sacarlo de inmediato, pero sus asistentes lograron calmarlo parcialmente. Minutos después lo excluyó y le dio paso al ‘Tití’ Rodríguez, que es considerado el mejor ejecutor de penaltis de Junior (anotó dos en la victoria 2-1 ante Bucaramanga), pero botó otro recientemente ante Unión Magdalena.
La de Paiva es la tercera pena máxima consecutiva de Junior que se desperdicia durante un partido de Liga. La primera fue del mismo Paiva frente al Bucaramanga y luego la del ‘Tití’ contra Unión.
“Ya es el tercer partido que estamos errando penales. Y claro, eso nos deja con el sabor de haber perdido dos puntos”, admitió Arias.
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Es un asunto a corregir, aunque el equipo hace poco ganó dos series con tiros desde el punto penal frente a Huila y Llaneros FC.
Paiva y Arias no se dieron la mano tras la sustitución, y el paraguayo pateó con fastidio una botella de agua. Después se sentó abatido y frustrado en el banco técnico a la espera de que apareciera un gol de Junior y se olvidara su yerro, pero el marcador culminó 2-2. Pasó de la alegría de una buena actuación y un ‘gol’ curioso a la tristeza de un penal desperdiciado.
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