La reina del BMX, Mariana Pajón, se encuentra de visita en Barranquilla, ciudad a la que ya considera como su segundo hogar, para impulsar un proyecto que la ilusiona, el ‘Gran Fondito Mariana Pajón’, que se realizará en octubre en el Gran Malecón del Río.
EL HERALDO aprovechó la presencia de la bicicrosista para hablar de su presente y de su gran sueño de cara al futuro: “quiero estar en Los Ángeles 2028”.
¿Qué siente al venir a Barranquilla?
Feliz de estar acá. Cada vez que llego, desde que me bajo del avión, siento un aire espectacular. A mí me encanta la energía de Barranquilla. Siempre me ha gustado desde muy pequeña. Venir acá nos tiene muy emocionados, porque ya siento la ciudad como una segunda casa. Ya hemos venido varias veces, y cada vez la siento más cercana, cada vez me siento más local. Estamos felices porque les traemos algo que hemos trabajado con mucho cariño, con mucho corazón, para el Caribe, para Barranquilla, para Colombia.
¿A qué se debe en esta oportunidad su visita?
Les traemos una gran invitación a todo el mundo, algo a lo que le hemos trabajado con todo el cariño. Es un evento de mi familia para las familias colombianas, para los niños entre los 2 y los 14 años. Se llama ‘Gran Fondito Mariana Pajón’, en su tercera edición. Se ha hecho en Medellín, pero esta vez salimos para recorrer el país y lo hacemos en la linda ciudad de Barranquilla, en el Malecón. Es un evento de ciclismo, también de patinaje, con atracciones para toda la familia. No necesitas ser profesional, ni tener una bici de competencia; cualquier bicicleta sirve. Se pasa genial y hay muchas sorpresas para todos.
¿Cuándo se va a realizar?
El 11 y 12 de octubre. Aún falta tiempo, pero hay que prepararse desde ya porque las inscripciones ya están abiertas y los cupos se acaban.
Es sin duda la imagen del BMX en Colombia. Muchos niños practican este deporte gracias a ti. ¿Qué se siente ser ese referente?
Es una gran responsabilidad. Por eso mi fundación hace eventos como este. Queremos dejar un legado. A los niños hay que inspirarlos, educarlos, motivarlos con valores. Es ahí donde se construye país. Este evento tiene todo eso: educación, valores, deporte y familia. Me apasiona trabajar con ellos, porque sé que es una edad donde sí se puede dejar una huella verdadera.
Se nota que disfrutas mucho interactuar y trabajar con los niños...
Me encanta, es mi pasión. Hemos hecho eventos muy lindos con ellos en los últimos dos años. Solamente verles las caras, escuchar lo que aprenden, escuchar cómo se empoderan, lo que salen diciendo después de un evento como estos, uno dice, vale la pena, y por eso seguimos haciéndolo.
Imagino que este tipo de eventos también te llevan a tu infancia, cuando empezaba todo este sueño...
Claro, yo les digo a ellos que yo también tuve ídolos, tuve un ejemplo, y siempre fueron muy positivos y me llevaron a mí a donde hoy estoy. Entonces yo también tengo la responsabilidad de serlo para ellos. Es realmente hermoso ver la mentalidad de los niños y cómo ha cambiado con el paso de los años. Es solo decirles lo que ellos quieren escuchar y darles las herramientas y los espacios seguros para que ellos también puedan soñar en grande.
¿Cómo ve el presente del BMX en Colombia?
Muy bueno. Siempre hemos tenido bicicrosistas increíbles. Mis ídolos ya eran campeones mundiales. El BMX no es solo Mariana Pajón, el BMX tiene un talento muy grande, sobre todo de niñas, porque cuando yo empecé no había tantas niñas. Ahora hay un talento increíble. Aunque me preocupa el tema del apoyo. A veces me asusta qué va a pasar, pero sé que seguirán saliendo campeones, porque entrenan, luchan, hacen rifas, lo que sea para competir. Eso me llena de esperanza.
¿Cómo ve el crecimiento del BMX en Barranquilla?
Enorme. Yo venía a pistas pequeñitas, hechas por los papás con pico y pala. Y aun así, siempre han tenido campeones. Hoy tienen una pista hermosa que lleva el nombre de Daniel Barragán, un gran referente que tanto nos inspira. Gabriela Bolle fue conmigo a los Olímpicos. Y viene Sharid Fayad, a la que yo digo que hay que apostar mucho. También Sofía Arrieta, que es más pequeña, pero con una disciplina admirable.
¿Qué opinión tiene de cada una?
Gabriela es impresionante. En Juegos Nacionales, siendo niña, ganó plata en crono, es decir, que con 14 años era la segunda más rápida del país. Llegar a Juegos Olímpicos ya es un logro gigante para ella, pero sé que puede dar mucho más. Sharid es un talento impresionante, como está arrasando en sub-23 y compite a nivel élite país, es un talento con presente y futuro. Sofía es una niña que hemos visto desde chiquita, ahora ya está un poco más grande. Monta hermoso, pero sobre todo tiene una entrega y disciplina muy grande. Sé que va a llegar muy lejos. Ella no sabe que yo la veo (risas), pero yo la veo entrenar y estoy muy impresionada con los avances que está teniendo.
Hace poquito tuve la fortuna de entrevistar a un boxeador olímpico barranquillero —Simón Morales— que no tuvo la suerte de ganar medalla y nos decía que acá en el país solo valoran y recuerdan a los que ganan, pero llegar allá también es un logro grandísimo, por todo lo que se sacrifica y se trabaja en ese camino. ¿Usted siente lo mismo?
Completamente. La gente no se alcanza a imaginar lo que cuesta llegar a unos Juegos Olímpicos, lo que cuesta estar entre los mejores del mundo. Todos los que clasifican tienen el nivel para ganar. A veces no se da por detalles, hasta por suerte, pero ya clasificar es un logro enorme. Ojalá dejemos de ser tan resultadistas y valoremos que alguien nos representó con todo ante los mejores del mundo en cada deporte.
¿Le preocupa la falta de apoyo, teniendo en cuenta la enorme reducción al presupuesto para el deporte en el país por parte del actual gobierno?
Muy preocupante. Este es un medio de vivir para muchos deportistas, y no solo para ellos, también para sus familias. Muchos deportistas y sus equipos están sin sueldo. No es solo el atleta, es el fisioterapeuta, el entrenador, el médico. Todos hacen parte de esto, no están recibiendo pago desde hace un tiempo y están buscando qué hacer. Desde los Juegos Olímpicos no hay selección Colombia de BMX y eso es realmente preocupante. Esperemos que eso se resuelva. El deporte no es solo medallas, genera tejido social, educación, salud, inspiración. Es hora de entender eso y apoyar más.
¿Cómo vivió los últimos Juegos Olímpicos en París?
Con el corazón roto todavía (risas), porque las expectativas eran mayores. Esperaba más que ese noveno lugar, mucho más después de ganar dos oros y una plata. Pero llegar a unos cuartos Juegos Olímpicos ya era un sueño. París es mi segundo hogar, fueron unos juegos hermosos. No logré lo que soñaba, a veces pasa eso, pero llegar hasta allá y darme cuenta de que soy fuerte fue un premio para mí. Entendí que perder también es parte del proceso, que hay que seguir. Ahí es cuando te digo que ese boxeador con el que tú hablaste tiene razón, llegar a unos olímpicos es un camino muy retador y solamente el llegar hasta allá es de mellada, literal.
Recuerdo una imagen suya después de quedar eliminada donde se mostrabas muy sentimental, pero también muy agradecida…
Mostrar que uno es vulnerable, que uno también puede perder, que hay personas que te pueden ganar, que uno puede llorar, que a uno le puede doler, pero al mismo tiempo agradecer por la situación. La verdad es que fue un ciclo olímpico bastante retador, de dolores y cirugías, que el solo estar allá ya era enorme. También es bueno mostrarle a la gente que no hay que quedarse con el resultado de un mal día. Hay que mirar todo lo que se ha logrado, todo el proceso.
¿Cuál de todas las medallas olímpicas que ganó considera que es la más especial?
Todas tienen una historia muy linda. La de Londres, que fue la primera, fue un sueño, la conseguí muy joven (a los 20 años). La de Río fue una locura por la presión que había. Parecía que debía ganarla sí o sí por lo hecho en Londres, y gracias a Dios se dio. Pero la de Tokio, la de plata, es la más linda para mí. Llegué con una lesión, sin físico, pero con mucho corazón. Esa medalla me sacó una fuerza mental que no sabía que tenía. Cuerpo no había, pero había corazón, por eso es tan especial. Sin duda me quedo con la de Tokio.
Es muy admirable que resaltas esa de plata por encima de las de oro...
Todas cuestan, ninguna fue fácil. En todas tuve lesiones y cosas antes de la competencia, pero sufrí mucho para llegar a Tokio, física y emocionalmente. Entonces, llegar a lograr una medalla y montarse en un podio olímpico después de todo por lo que yo pasé, ufff... Ahí es cuando uno se da cuenta lo que es capaz de lograr cuando la mente y el corazón quieren. Por eso me quedo con esa.
¿Cómo le gustaría que la recuerden?
Bueno, ya estás como medio retirando... (Risas). Todavía hay Mariana para rato. Pero sí me gustaría que no me recordaran por ningún triunfo ni por medallas. Sé que es muy lindo, sé que entonamos el himno varias veces, que han estado conmigo, que han celebrado junto a mí y también me han apoyado cuando las cosas no han salido como queríamos. Pero quisiera que me recordaran como esa guerrera, esa niña que nunca se rindió y que fue capaz de soñar en grande, que no escuchó los ‘no’, no escuchó los ‘es imposible’ o los ‘nunca vas a llegar’, sino que creyó. Creo que eso es lo más bonito. Una guerrera, una niña feliz que creyó demasiado en ella.
¿En una palabra, cómo se definiría como persona y como deportista?
¿En una palabra? (...) Yo creo que perseverancia.
¿Siente que hay un antes y un después en el BMX colombiano con Mariana Pajón?
Sería muy raro, y poco humilde, decir que sí, pero sí creo que hubo un cambio de mentalidad muy grande. De pequeña tuve la posibilidad de irme a correr por Estados Unidos, tenerlo todo allá cuando acá me cerraban las puertas, cuando no me apoyaban, cuando no creían en mí. Pero aun así yo dije: ‘algún día eso va a cambiar’. Pero me quedé, porque pertenezco a Colombia y sentía que sería más lindo ganar con esta camiseta. Después de Londres el deporte creció un 600%. Antes de eso se preguntaban qué era el BMX. Hoy todo el mundo lo sabe. Así que sí, hubo un cambio de mentalidad y un reconocimiento que tanto soñé para mi deporte.
¿Qué ha pasado en su vida deportiva y personal después de París 2024?
Después de los Juegos Olímpicos hice un alto en mi vida. Había dedicado demasiado a esto, sacrificado mucho. Me di tiempo para hacer lo que la gente ‘normal’ hace: estar en casa con la familia. También dediqué más tiempo al Gran Fondito. Yo dije, voy a darle a un 2025 más suave, voy a dedicarle tiempo a los que amo, y a las cosas que desde chiquita siempre quise hacer y que no pude. Entonces este año dije: ‘Mariana va a hacer esto’, aunque también debo decir que fui a Europa, competí en Francia hace un mes, con mucho frío, por eso estoy feliz ahora con el calorcito de Barranquilla (risas). Pero sí, este ha sido un año de transición. Quiero reconstruirme física y emocionalmente para volver más fuerte, sobre todo en 2026 y hacer todo un nuevo ciclo olímpico.
¿Qué viene para Mariana Pajón?
Tengo muchos retos en mi carrera, grandes. No me quedo con eso y tampoco me quedo con mi última participación en París. Todavía no me retiro. A mí me encanta la bici, es mi lugar feliz. Entonces tengo varios retos. Primero, recuperarme, estar perfecta para volver a empezar, sobre todo en 2026, y hacer todo un nuevo ciclo olímpico y empezar de cero.
¿Eso quiere decir que el sueño de estar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 sigue ahí?
Sí, Los Ángeles 2028 están en la mira. No me bajo. Y creo mucho en los ángeles, así que está perfecto (risas)...
¿Qué sintió cuando se conoció que Barranquilla y el país perdió la sede de los Juegos Panamericanos 2027?
No, eso fue muy doloroso. Saber que no hubo un respaldo, que no creían o que por cualquier razón se perdieron esos Juegos es muy triste. Aquí no solo perdió el deporte colombiano, aquí perdió el país. Muchos no dimensionan lo que son unos Juegos Panamericanos. Aquí perdimos en términos de economía, turismo, infraestructura, legado deportivo y a nivel cultural. Me dolió especialmente porque fui parte de un grupo de deportistas que luchó para que no se perdieran. Fue una oportunidad muy grande que no se aprovechó, y ojalá de alguna manera se pueda compensar.
¿Se veías compitiendo en esos Juegos Panamericanos?
Sí, claro. Me veía compitiendo acá. Fui una de las que más le dolió, porque hicimos un grupo muy hermoso de muchos deportistas, leyendas y actuales, que hicieron fuerza y trabajamos para que no se perdiera la sede. Hicimos muchas cosas y al final no se logró. Habría sido un sueño representar a Colombia en casa.
¿Le gusta otro deporte además del BMX?
Fui gimnasta por muchos años. También me gusta el automovilismo, está en la sangre por mi familia. Me interesa el tenis también. Pero siempre tuve un plan A: el BMX.
¿Qué sería hoy de Mariana Pajón si no hubiera sido bicicrosista?
Creo que hubiera sido médica, tal vez del deporte o pediatra. También me pregunto qué hubiera pasado si no hubiera dejado la gimnasia... pero la vida me dio la oportunidad perfecta con el BMX y fue la mejor decisión.
¿Cuál ha sido el momento más duro de su carrera?
He pasado por muchos. La gente cree que todo me fue fácil, pero no fue así. La verdad fue muy duro que la gente creyera en mí. Al principio no me apoyaban, no creían en mí, y era difícil como mujer en un deporte de hombres. He tenido muchas lesiones, pero la más peligrosa fue una caída en Londres donde sufrí un hematoma en el riñón que no detectaron a tiempo. La más dura fue una lesión en la rodilla: ligamentos cruzados, colaterales, meniscos... estuve un año fuera. He estado muchas horas en recuperación, en camillas, recuperándome. En fin, he pasado por duros momentos.
¿Cómo define el éxito más allá de las medallas?
Para mí las medallas son una recompensa al trabajo, pero el éxito para mí es esa felicidad que sientes cuando haces las cosas. Es la tranquilidad de saber que lo diste todo, que lo hiciste con pasión. Para mí, eso es un oro.
¿Ha sentido en algún momento que ya no más, que está cansada del BMX?
Claro que sí. No es fácil entrenar ocho horas diarias para correr 40 segundos cada cuatro años. Hay días que estás triste, lesionada, con dolores... y te toca seguir. También hay cansancio emocional, incertidumbre, falta de apoyo. Pero en los momentos en que uno quiere tirar la toalla, también puede renacer.
¿Cómo maneja su vida como mujer, como esposa y como deportista de alto rendimiento?
Primero soy persona antes que deportista. En mi casa cierro la puerta y soy hija, esposa, hermana. La clave está en las prioridades. Saber qué es lo más importante para ti y organizar tu vida alrededor de eso. El deporte me enseñó a organizar mi tiempo, a tener balance.
¿Qué es lo más curioso que le ha pasado o qué es lo que más le incomoda de la fama?
Que estés en boca de todos. A veces crean chismes, ahora con la inteligencia artificial, más peligroso aún (risas). Yo era una niña introvertida, entonces no ha sido fácil estar tan expuesta. Eso, quizá, es lo que más me molesta, pero bueno, puedo decir que a mí los medios me han tratado muy bien, siempre han estado apoyándome, ayudándome, y eso me genera felicidad.
¿Qué otro gran deportista colombiano admira?
Moisés Fuentes. Un nadador paralímpico increíble, no solo por lo que ha ganado sino por lo que representa.
¿Cuál es la persona más famosa que le ha escrito por redes sociales?
¡Uy! Esto está muy tenaz (risas). Hace poco vi algunos mensajes que, por ejemplo, me ha puesto Sofía Vergara, que casi me da un infarto porque no los había visto, qué pena (risas). Por ejemplo, cuando tuve aquella lesión grave de rodilla en 2013 o 2014, al mismo tiempo se lesionó Falcao. Para mí él fue una inspiración muy grande, ver cómo se estaba recuperando de rápido y a mí él me apoyó mucho con sus mensajes. Y ‘Rigo’ (Rigoberto Urán), que también ha sido una persona que me ha inspirado muchísimo en mi carrera y fuera del deporte también.
¿A quién le pediría una foto o un autógrafo?
A algún piloto de Fórmula 1 o a un tenista como Roger Federer o Rafael Nadal. Me encantaría hablar con ellos y preguntarles muchas cosas.