Compartir:

Ya tiene otra historia que contarles a sus hijos y nietos. Nabil Crismatt Abuchaibe recibirá su segundo anillo consecutivo de campeón de la Liga Nacional al disputar este año cinco juegos con los Dodgers de Los Ángeles, que lucharán ante los Yankees de Nueva York por el título de la Serie Mundial de Béisbol de Grandes Ligas, a partir de este viernes a las 7:08 p.m., en el Dodger Stadium.

Leer también: Yanquis vs. Dodgers: una Serie Mundial que promete muchas emociones

Crismatt Abuchaibe ya posee un reconocimiento igual por participar en dos entradas de un juego con los Diamondbacks de Arizona en 2023, y tuvo la fortuna de integrar nuevamente en 2024 un roster vencedor en el ‘Viejo Circuito’ y protagonista del Clásico de Otoño. Intervino en cinco partidos (siete innings), ganó un juego y perdió otro, permitió siete hits y solo tres carreras. Ponchó a siete hombres y quedó con una efectividad de 2.57.

El lanzador barranquillero, que ahora mismo se encuentra con los Gigantes del Cibao en la pelota caliente de República Dominicana, habló con EL HERALDO. Está convencido que esta vez, a diferencia del año pasado, cuando los Rangers de Texas superaron en la final a Arizona, sí se quedará con un anillo de Serie Mundial. “Los Dodgers ganarán en seis juegos”, pronosticó sin titubeos.

Nabil, ¿qué balance hace de esta temporada de Grandes Ligas y cómo va ahora en la Liga Dominicana, donde ya ha estado y recibe otra vez la confianza de ‘Pipe’ Urueta?

Fue una temporada muy buena, de bendición y, sobre todo, saludable, que es lo más importante. No terminé donde quería, que era en Grandes Ligas, pero fue un aprendizaje grande entre AAA y Grandes Ligas. Tuve la oportunidad de subir dos veces este año. Ahora estoy enfocado en trabajar aquí en la Liga de Invierno para prepararme para el próximo año y buscar una nueva casa y un mejor lugar para estar.

En lo que usted controla, ¿qué autocrítica puede hacer? ¿Qué análisis ha hecho de lo que le faltó o hizo de más?

Yo controlé lo que pude, lanzando bien. Dejé una buena efectividad en Grandes Ligas, pero son cuestiones de movimientos que hacen las organizaciones. Aunque fui yo el elegido para bajar, siempre tomo las cosas de manera positiva. Eso me ha dado más fuerzas para seguir en esto. Y pienso jugar por lo menos unos seis o siete años más.

Cualquier otro pelotero hubiera podido bajar los brazos, pero usted siempre ha estado firme. Y en ese primer ascenso con los Dodgers hizo un juegazo. ¿Le sorprendió cuando lo bajaron al otro día?

Sí, son cosas que uno no controla. Al final, uno es un empleado y hace lo que ellos consideran necesario. A veces parece injusto, pero es parte del trabajo. Lo importante es tomarlo positivamente y seguir jugando donde te manden. Así que, aquí estoy, y pa’lante, tú sabes.

¿Cómo fue la experiencia en los Dodgers con tantas estrellas como Shohei Ohtani? ¿Qué valor le da a su paso por el equipo?

Fue una experiencia increíble. Aprendí mucho de todos. Los Dodgers son un equipo muy talentoso, y no me sorprende que estén en la Serie Mundial. Tienen todo para ganar, y lo más importante es que aprendí mucho de la disciplina de cada uno de mis compañeros.

¿Cómo es Ohtani de compañero?

Es una persona tremenda, muy disciplinada y consistente. Tiene un talento innato, de esos que nacen una vez en un millón. Lo admiro y lo respeto mucho por lo que hace por el juego.

¿Alguna anécdota o consejo de Ohtani?

No hubo nada específico, cada uno anda en su mundo. Tuve buena relación con todos mis compañeros. Siempre trato de mantener un ambiente sano en el trabajo.

¿Ohtani le habló algo sobre Colombia o Barranquilla?

No mucho. Aunque sí me interesa mucho la cultura japonesa. Tengo una gran amistad con Yu Darvish (lanzador iranio-japonés) desde que estuve en San Diego. Siempre he pensado que si no se me dan las cosas aquí en Estados Unidos, me encantaría jugar en Japón algún día. Es interesante porque son personas que se preparan diferente al americano, al latino. Tienen una disciplina increíble. Siento que uno aprende mucho de la disciplina y las rutinas que ellos tienen.

¿Cómo ve el duelo de Ohtani contra Aaron Judge en la Serie Mundial? Mediáticamente han vendido bastante ese choque de toleteros…

Son dos grandes talentos que son la cara del juego ahora mismo, y así los promocionan. Pero le deseo lo mejor a los Dodgers. Voy a morir con los Dodgers. Ese fue el equipo que me dio la oportunidad este año. Además, si ellos ganan, también gano un anillo de Serie Mundial, y eso es muy valioso para mí.

¿Quién es su favorito para ganar la Serie Mundial?

Los Dodgers ganarán en seis juegos. El pitcheo es clave, y ellos tienen un departamento de pitcheo muy fuerte. Los Yankees han ganado por su bateo, pero su bullpen no ha estado como ellos esperaban. Todas las series son diferentes. El juego es tan impredecible que uno nunca sabe qué puede pasar, pero si nos vamos en base a números, estadísticas y mi opinión, los Dodgers tienen mucho mejor pitcheo que los Yankees ahora mismo.

¿Ya tiene asegurado el anillo de la Liga Nacional?

Sí, lo recibo el próximo año cuando empiece la temporada. Todo jugador que haya estado con el equipo, aunque sea un día, recibe su anillo. Y hay otras cosas. Uno también recibe bonificaciones y cosas de esas. Pero obviamente depende del tiempo que estuviste ahí.

Usted disputó cinco juegos con los Dodgers y ganó uno. Hizo su aporte…

Sí, claro. Eso es lo que uno quiere. Obviamente uno desearía también estar en estos momentos ahí, porque obviamente es más valioso cuando uno hace parte de todo el proceso. Pero desafortunadamente no fue mi caso. Simplemente viví una experiencia maravillosa. Me llevo el mejor recuerdo con una organización de primera clase. De verdad no me sorprende verlos en la Serie Mundial. Tienen todo para ganarla, cuantas veces quieran. Es una organización increíble. Si me tocara volver, siempre estaría abierto a volver.

¿Ha hablado en estos días con alguno de sus excompañeros?

Sí, claro. Yo tengo comunicación con casi todos ahí. Me mantengo al tanto y deseándoles lo mejor a cada uno de ellos. Me llevé buenos recuerdos de ahí.

Después de ese juegazo que lanzó, ¿cómo le dijo Dave Roberts, mánager de los Dodgers, que tenía que bajar a Triple A? ¿Habló con usted?

Sí, claro. Tenemos muy buena relación también. Yo me sentí muy cómodo ahí. Simplemente cuestiones de política de la organización. Era la segunda vez que subía y bajaba de Grandes Ligas. Ellos quisieron que yo volviera a Triple A, pero yo tomé la decisión de coger la agencia libre y buscar en el mercado para ver si tenía una mejor opción. No pasó, pero yo fui el que tomé la decisión de irme de ahí. No me arrepiento, la verdad. Son cosas del juego. Hoy estás en un lugar, mañana no sé dónde. Yo dejé mis puertas abiertas en esa organización y me llevé los mejores recuerdos.

¿El año pasado obtuvo el anillo de campeón de la Liga Nacional con Diamondbacks Arizona?

Sí, tengo mi anillo de la Liga Nacional, y este sería mi segundo anillo.

¿Cómo ha visto la actuación de José Quintana en esta postemporada y en la temporada regular?

Es el profesor, yo le digo así. José es un mentor y un hermano para mí. Entreno con él todos los años, tengo ese privilegio. Es admirable lo que ha hecho y sigue haciendo al más alto nivel. Le quedan al menos dos o tres años más en el juego, estoy seguro de eso. Entre más viejo, como el vino, se pone mejor. Se merece todo lo que está viviendo, es trabajador y disciplinado. La gente pensaba que el 2021 iba a ser su último año, y nada.

Estuvo cerquita el sueño de la Serie Mundial para José Quintana…

Sí, claro. El único día que apoyé a los Mets fue cuando él lanzó, pero el resto de los días estaba apoyando a Dodgers. Ese día, desafortunadamente, José no tuvo su mejor salida, pero demostró la calidad que tiene durante todo el año y durante la postemporada. El equipo llegó donde llegó también por mérito de él. Me hubiera sentido muy orgulloso si él estuviera ahora mismo en la Serie Mundial.

¿Cómo le ha ido ahora en la Liga Dominicana?

Estoy feliz y contento de estar aquí. No tengo fecha de regreso a Colombia, no creo que juegue en la Liga colombiana este año. Ahora me concentro en prepararme para lo que venga en 2025. Esperar para ver qué me tiene Dios. Sé que algo bueno viene por ahí.