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Por:  Rafael Castillo Vizcaíno

No se puede complacer a todo el mundo. Siempre habrá algún inconforme con las convocatorias a la selección Colombia de mayores. ‘Que faltó Fulano, que sobra Sutano, que ya es hora de Borondonguito, que no más con Muchilanga’, que esto y lo otro, que pitos y flautas.

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Imposible poner de acuerdo a todos en un asunto que depende de la idea de juego y estilo que quiera imponer el técnico, el módulo y sus funciones. Se deben tener en cuenta las características futbolísticas de los jugadores, su rendimiento, carácter, recorrido, experiencia, disciplina y comportamiento personal y grupal. Varias aristas según las exigencias del entrenador.

No basta con andar bien en un club. No es eso y nada más. Depende de varias situaciones y necesidades que estudia cada cuerpo técnico.

A Néstor Lorenzo, por ejemplo, no le importa que Sebastián Gómez juegue en el Coritiba, equipo de la segunda división de Brasil; ni que James Rodríguez juegue poco en el Sao Paulo (este sí de primera categoría en el país de la samba).

El argentino que dirige el combinado patrio seguramente pone en la balanza otras consideraciones. No todas podrá explicarlas ante los medios de comunicación para no herir susceptibilidades ni atentar con la armonía al interior del grupo.  

En todo caso, más allá de los criterios de Lorenzo y cualquier entrenador, que pueden ser acertados o errados, los resultados y la manera en que juegue el equipo lo definirá, no impiden que los 51 millones de colombianos, que se convierten en técnicos en épocas de la Selección, lancen sus consideraciones y opiniones sobre la prelista de verdadero timonel de cara a la Copa América.

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De todas formas, no hay cama para tanta gente y solo se pueden llevar 26 jugadores al torneo continental que se disputará del 20 de junio al 14 de julio en Estados Unidos. Lorenzo llamó a 28 en su preselección, para encarar los partidos amistosos contra el equipo anfitrión de la competencia y ante Bolivia. Debe tachar dos nombres después de esos juegos.

Pero ya había dejado por fuera un mar de opciones con las que se podría armar otro seleccionado. En la redacción deportiva de EL HERALDO hicimos ese ejercicio.