Rafael Nadal volvió a lograr lo impensable, dar un giro al guion, un volantazo a la dirección y marcar su propio rumbo; sobrevivir otra vez a una situación contraria, permanecer en competición y arruinar toda la 'fiesta' de despedida.
El español se impuso por 7-6 (6) y 6-3 al australiano.
Rafael Nadal volvió a lograr lo impensable, dar un giro al guion, un volantazo a la dirección y marcar su propio rumbo; sobrevivir otra vez a una situación contraria, permanecer en competición y arruinar toda la 'fiesta' de despedida.