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Bernardo Silva, el jugador que falló el penalti que cambió el rumbo de la tanda ante el Real Madrid, se redimió con un tanto en el minuto 84 que sacó del apuro al Manchester City cuando le faltaba el aire, rebajando su finura con el balón y vencedor, para defender la corona de la FA Cup en la final, por la imprecisión ofensiva de un Chelsea que perdonó.