Hace siete años, en estas mismas fechas, un Claudio Ranieri al borde de las lágrimas disfrutaba en el King Power Stadium del ‘Nessun Dorma’ de Andrea Bocelli. El Leicester City acababa de ganar la Premier League más imposible de la historia y la música era el reflejo de su éxito. Siete años después, ese mismo Leicester, en espíritu, no en jugadores, se marcha al Championship, al pozo, a la segunda división.