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La analogía de Jaime Pumarejo explica cómo se encuentra la situación: 'Estamos ahí, en la carrera. Estamos queriendo poder llegar a la meta final'.

La ilusión no se ha pinchado. No se ha estrellado. El anhelo no se ha varado. No hay pare. Nada de rojo. El semáforo permanece verde y Barranquilla sigue avanzando y enrutada hacia ese sueño llamado Fórmula Uno. La ciudad no ha resignado la idea de organizar el Gran Premio del Caribe, como se le ha denominado, y convertir a Colombia en el tercer país latinoamericano de la actualidad con una válida del mejor automovilismo del mundo, aparte de Brasil y México.

'El proceso avanza favorablemente, pero todavía falta mucha tela que cortar. Seguimos ahí, es una posibilidad real, palpable. Hay consenso en que es un proyecto financieramente sostenible, trae inversión, genera empleo, no le resta inversión a la ciudad. La ciudad no tiene que invertir, trae inversión. Esto es promovido por el sector privado. Hay viabilidad técnica de la carrera, del circuito propuesto y del plan B del circuito propuesto, y de muchas otras cosas que han venido viendo los técnicos de la Fórmula Uno y los promotores de la carrera.