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Con dudas sobre su olfato goleador tras su última temporada en la Real Sociedad, Alexander Isak debutó en el Newcastle con un partido brillante que coronó con un gran gol del que supo reponerse el Liverpool, que remontó con un tanto Fabio Carvalho en el minuto 98 con el que evitó otro pinchazo en la Premier League.

El 2-1 final sacó de un apuro al equipo de Jurgen Klopp. Pudo ser peor, la sensación de peligro inmenso que generó Isak solo se tradujo en un gol. Pero salvó el envite con una buena media hora final en la que Firmino y Carvalho, en la última jornada y casi de rebote, colocaron al Liverpool en puestos europeos.

En la víspera del partido, un nombre sobresalía por encima del resto. Isak, con su traspaso de setenta millones de euros más cinco en variables, acaparó todos los focos. Las 'urracas' necesitaban a un hombre gol y apostaron por el sueco en una operación tal vez arriesgada por su bajón anotador el curso pasado en la Real Sociedad.

Sus diez tantos en todas las competiciones contrastaban con los diecisiete de hace dos cursos. Más errático de lo habitual en la definición, Isak generó dudas. Sobre todo por su precio, para muchos demasiado elevado para su irregular trayectoria.

Seguro que el ariete escandinavo estaba deseando callar bocas y que muchos en San Sebastián se tiraran de los pelos. Y lo consiguió. Su entrenador, Eddie Howe, no dudó en colocar a su nueva estrella en el once inicial. Isak, respondió con creces a la confianza de su técnico y se quitó un lastre de encima con un gran partido en un gran escenario.

Anfield estaba de fiesta después del escandaloso 9-0 que propinó el Liverpool al Bournemouth la pasada jornada. Esperaba otro encuentro holgado, pero el Newcastle no es un club cualquiera y lo había demostrado en los primeros compases del curso: con tres empates y una victoria, aún invicto, iba a presentar batalla.

Su primera parte fue perfecta. El Liverpool jamás dio la impresión de generar mucho peligro pese a gozar de mayor porcentaje de posesión. El Newcastle, bien armado atrás, aguantó todas las acometidas de su rival para salir con peligro al contragolpe.

De hecho, salvo un disparo del colombiano Luis Díaz que se marchó por encima del larguero, el Liverpool no tuvo más ocasiones, mientras que las 'urracas' avisaron con dos disparos de Isak y de Fraser que tampoco acabaron entre los tres palos. Pero hubo un tercero que sí fue dentro porque Isak no perdonó.

Habilitado por el paraguayo Miguel Almiron con un gran pase al hueco, el ex delantero de la Real Sociedad, con mucha sangre fría, batió a la perfección a Alisson Becker en un mano a mano. En su celebración, muy efusiva con gritos muy audibles pese al ruido de Anfield, demostró haberse quitado un peso de encima. Y no fue la primera vez que expresó su emoción. Hubo una segunda que llegó tras el paso por vestuarios.

Y es que, Isak, de nuevo, marcó. Pero en esta ocasión, firmó un auténtico golazo tras sentar a Trent Alexander-Arnold y a Joe Gomez tras una carrera extraordinaria que acabó con la pelota dentro de la red de la portería defendida por Alisson. Sin embargo, por centímetros, su tanto fue anulado por un correcto fuera de juego.

Y del que pudo ser el 0-2, se pasó el 1-1 casi al instante. Roberto Firmino despertó y con un disparo ajustado desde dentro del área devolvió las tablas al marcador cuando aún quedaba media hora. Su tanto, echó atrás al Newcastle definitivamente, que dedicó el resto del choque a aguantar ya con Isak en el banquillo tras ser sustituido por el mayor damnificado por su llegada: Chris Wood.

El equipo de Howe se atrincheró como pudo y resistió los arreones de su rival. El más insistente fue Luis Díaz, pero Nick Pope respondió con buenos reflejos. Sin embargo, al final, el Newcastle no aguantó el acoso. Un córner en el minuto 98, dos rebotes y una defensa timorata que no acertó a despejar la pelota, provocó el tanto salvador de Carvalho y amargó a Isak en el día de su resurrección.