Va paso a paso. Sin apresurarse, con trabajo, con esmero, con mucha lucha y sacrificios, Valentina Barrios Bornacelli avanza hacia sus sueños dorados, hacia su cima imaginada. Haciéndole honor a lo que representa su nombre, la soledeña sigue mostrando valentía para superar escollos y ya es subcampeona mundial juvenil en lanzamiento de jabalina.
El miércoles se montó en el segundo lugar del podio de la cita ecuménica sub-20 que se disputa en el estadio Pascual Guerrero de Cali, con un registro de 57.84, una nueva marca nacional para la categoría.
La atlanticense, de 1,76 de estatura, solo fue superada por la serbia Adriana Vilagos, que impuso récord en el campeonato mundial con 63,52. La uruguaya Manuela Rotundo se colgó el bronce con 55,11 metros.
‘Vale’, que se encuentra estudiando en Estados Unidos gracias a una beca universitaria, evidenció su felicidad con la distancia que alcanzó su lanzamiento, con el subcampeonato mundial y todo lo que significa.
ESFUERZO Y SACRIFICIO. Sin duda es un paso más en su idea de colgarse una medalla olímpica. 'El objetivo de ella son los olímpicos', asegura Juana Bornacelli, su madre, en diálogo con EL HERALDO.
Ella les ha expresado varias veces a sus padres que no se conformará hasta llegar a su gran meta. 'Me dijo: ‘esto no es nada, papi, voy por más’', cuenta Ardidis Barrios, su padre.
'Esfuerzo, dedicación y disciplina, eso es lo que es mi hija', agrega el progenitor a boca llena.
Ardidis, un comerciante de verduras, y Juana, una auxiliar de insertos, fueron los que inculcaron a Valentina y a su hermano, Waldir, la práctica del deporte. Por eso son los más orgullosos. En la medalla de plata en Cali ven reflejados tantos años de acompañamiento y apoyo.
'Recuerdo que nos mudamos de Simón Bolívar al barrio Nuevo Éxito (enfrente de la Escuela de Policía Antonio Nariño) para que ella tuviera más cerca el estadio Metropolitano. Yo llegaba de trabajar en la madrugada, le preparaba el desayuno y me iba con ella para el estadio. Me quedaba durmiendo en las sillas de la tribuna. Varias veces me dormí ahí (risas)', rememora Juana.