Luz Marina Castro Domínguez había aprendido a patinar y jugar baloncesto en una cancha de pavimento en La Ciudadela 20 de Julio, donde dice que corría más que driblar con la pelota. Pero el 18 de mayo de 2019 dijo que quería ser atleta.
Esa noche vio desde los exteriores del estadio Rafael Cotes a Caterine Ibargüen, medallista olímpica en salto triple. Estaba junto a Omar, su papá, al que había invitado tras regresar de Panamá.
Pegada a la malla del escenario, paralelo a la avenida Las Torres, de pie, sobre la arena que preparaba la siembra de arbustos y árboles, a unos 20 metros de la segunda curva de la pista y en un estadio abarrotado, vio de lejos los saltos de la atleta en un estadio inaugurado y volcánico con los aplausos de los espectadores. 'Esto es lo que quiero practicar', dijo.