No es dominicano ni venezolano. Tampoco estadounidense. El pitcher que ganó el juego ante Gigantes del Cibao y que guió a Caimanes de Barranquilla a conquistar el título de la Serie del Caribe 2020, el jueves pasado, en el estadio Quisqueya Juan Marichal, de Santo Domingo, República Dominicana, es un colombiano muy caribeño como lo dicta su acento.
-De ‘Tudbaco’, mi ‘hepmanito’- contesta Elkin Alcalá cuando EL HERALDO le pregunta su lugar de nacimiento.
El hombre que minimizó a una ofensiva gigante y temible en la final del prestigioso torneo de pelota caliente abrió sus ojos al mundo en el municipio de Turbaco, Bolívar.
Con nervios de acero y la serenidad de un francotirador, Alcalá, que fue el mejor pelotero de la temporada profesional en el país, se entendió a la perfección con el receptor Sandy León, disparó precisas serpentinas (especialmente el cambio de velocidad) y silenció una artillería con grandesligas reconocidos y exitosos como Marcell Ozuna y Róbinson Canó, a quien ponchó.
'La verdad es que yo no tenía ninguna presión. No tenía nada que perder, pero sí muchísimo que ganar, eso fue lo que hizo que me mantuviera tan tranquilo durante el juego. Ya sabíamos que la historia estaba hecha al jugar la final', expresó Alcalá antes de comenzar la caravana triunfal por las calles de Barranquilla, el sábado pasado.
'Enfrentar a bateadores del calibre de Canó es algo que te motiva. Era un line-up repleto de grandesligas y había que dar lo mejor de uno pitcheo a pitcheo. Fue una experiencia linda para mi carrera', agregó.
Elkin Alcalá se lució en el montículo y entró en la historia como el lanzador ganador del juego que significó el primer título de Colombia en la Serie del Caribe.
'Ninguno de nosotros imaginaba todo lo que ha sucedido, pero esto es producto del trabajo durante todo el torneo colombiano. Tuve un cierre con broche de oro después de la gran temporada acá', dijo el bolivarense, que ahora espera encontrar un contrato en el roster de un equipo de México o en una organización de Grandes Ligas, un anhelo al que no renuncia todavía a sus 24 años de edad.
'El sueño de Grandes Ligas siempre está vivo para todos los peloteros, sigue ahí. Me siento preparado para seguir jugando en Ligas Menores, seguir desarrollándome y en cualquier momento llegar a Las Mayores si Dios lo permite'.
El lanzador hacía parte de la organización de los Marlins de Miami, pero durante la pandemia, en junio de 2020, lo dejaron en libertad.
'La pandemia me afectó mucho, pero hay que seguir luchando por el sueño', dice con esperanza y nada de resignación.
La calidad y valentía que mostró en la final de la Serie del Caribe respaldan su deseo. Tiene talento, ganas y carácter, y nada de presión.