El defensa Serbio Ramos aseguró que no ha cerrado la puerta de la selección española, con la que no juega desde el pasado 31 de marzo, para incrementar su récord de partidos internacionales, situado ahora en 180.
'Para mí es un orgullo tremendo representar a mi país, vestir la camiseta de España, con el escudo y mi número. Es una ocasión importante y ojalá pueda seguir haciéndolo, para seguir consiguiendo partidos y poner el listón muy alto', dijo el jugador en un vídeo promocional enviado por su club.
El exjugador del Sevilla y del Real Madrid reconoció que la victoria en el Mundial de 2010 fue 'muy especial' porque 'te hace sentir que no hay nada más arriba'.
Ramos formó parte de la generación dorada del fútbol español, que además de ese Mundial sumó dos Eurocopas, las de 2008 y 2012.
'Es algo irrepetible, difícil de igualar, tres campeonatos consecutivos. Es un reflejo del trabajo de una generación única que ojalá podamos volver a repetir, aunque será muy complicado, porque el fútbol está cada vez más igualado y resulta muy difícil ganar', dijo.
El español se refirió a su nueva etapa en el PSG, al que llegó tras muchos años en el Real Madrid.
'Al principio fue difícil porque eran muchos años en el Madrid. Pero tenía muchas ambiciones en un proyecto deportivo único. Necesitaba un tiempo para adaptarme, por el colegio de los niños y por encontrar una buena casa. Pero soy una persona optimista, me gustan los retos, los nuevos objetivos y vengo a ayudar al equipo para poder ganar la Liga de Campeones', aseguró.
'El PSG es el equipo a batir, por todo el proyecto deportivo y los jugadores que hemos venido. Pero ahora hay que demostrar, no solo se gana con el escudo y con el nombre. Tenemos buenos jugadores, buen equipo, ahora toca rendir en el campo. Estamos en una buena dinámica de trabajo y vamos a tratar de ganar todos los títulos', dijo.
Pese a la juventud del club, Ramos señaló que 'ahora todos los jugadores quieren venir al PSG'.
En lo personal aseguró que sigue teniendo ambición de sumar títulos y de tener más minutos, después de que sus primeros meses en París hayan estado un tanto ensombrecidos por las lesiones.