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El Barcelona no consiguió superar su cita con la terapia de exposición al estímulo temido y perdió en el Camp Nou por 0-3 ante el Bayern de Múnich, con dos goles de Robert Lewandovski y uno de Thomas Müller, la noche en la que se cumplieron 13 meses de la efeméride del 2-8 de Lisboa.

El poderío físico y táctico del Bayern fue demasiado para un conjunto azulgrana muy lejos de ser un rival temible ante los colosos de Europa, pero que puso sobre el terreno de juego en la segunda parte a los jugadores jóvenes que le dan esperanzas de cara al futuro.

Cada equipo puso como titulares a seis jugadores de la surrealista noche de Lisboa del 14 de agosto de 2020. Ter Stegen, Piqué, Alba, Sergio Busquets, Sergi Roberto y Frenkie de Jong la sufrieron con el Barça y Neuer, Kimmich, Davies, Goretzka, Müller y Lewandovski la gozaron con el Bayern.

El Camp Nou empezó el partido encendido, cantando el himno del Barça a capela, presionando al rival, enloqueciendo cuando Memphis se dirigió a sacar córners y entonando cánticos como si, en vez de 40.000 espectadores, 100.000 almas llenasen el templo azulgrana.

Durante los primeros 20 minutos el Barça le dio algunos motivos a sus aficionados para el jolgorio, jugando de tú a tú al Bayern, presionando ligeramente la salida del balón alemana, llegando al área de Neuer de forma tímida y manteniendo a Lewandovski, Müller y Sané lejos de la zona de peligro.

El jovencísimo Jamal Musiala, el sustituto de un tocado Serge Gnabry, fue de los pocos que consiguió desbordar la defensa azulgrana en los primeros compases, pero siempre llegó alguna ayuda para evitar males mayores.

Pero la realidad poco a poco se fue imponiendo y Sané tuvo la primera ocasión clara del encuentro. En el minuto 19, una volea del jugador alemán obligó a lucirse a Ter Stegen, que rechazó el esférico entre la mano izquierda y la cara, para evitar que el Bayern ya chillara un gol. Musiala también lo hubiese podido hacer ocho minutos más tarde, pero Piqué se lanzó al suelo a tiempo.

La suave réplica llegó en la siguiente jugada, cuando Ronald Araujo mandó desviado un remate de cabeza a centro de Memphis a balón parado. La influencia de Luuk de Jong, aunque desnortado, se notó por los constantes balones laterales que buscaron una referencia en ataque que muchas veces no existió.

La fortuna, una de las esperanzas azulgranas de la noche, no se alió con el Barça y un disparo desde la frontal del área de Müller en el minuto 34 tocó lo suficiente a Eric Garcia como para pillar a contrapié a Ter Stegen y convertirse en el 0-1. Una ráfaga de resignación barrió el Camp Nou.

Koeman había recompuesto las bajas en la delantera con el esquema 3-5-2, que de paso le sirvió de excusa para reforzar el centro del campo con el propósito de cortocircuitar el músculo del coloso alemán, una quimera. Sergi Roberto y Jordi Alba ejercieron de carrileros en un once en el que Eric Garcia ejerció de tercer central.

El segundo tiempo empezó con un serio aviso azulgrana. Sergio Busquets, de forma inaudita, probó fortuna en el minuto 49 desde la frontal del área y la defensa del Bayern desvió suficiente el intento como para que el Camp Nou no celebrara el empate. En cambio, lo que celebró dos minutos después fue una parada mágica de Ter Stegen con el pie derecho a disparo de Sané.

El portero azulgrana nada pudo hacer en el 56 cuando Lewandovski, a portería vacía y ante la pasividad de Araujo, puso la puntera para hacer el 0-2 aprovechando el rechace del palo a un disparo lejano de Musiala.

Fue la demostración que la lógica era la mejor arma del Bayern, así que Koeman apostó por ser valiente y salirse del guion. Bien temprano, en el 59, dio entrada a ‘Gavi’ y a Yusuf Demir por Sergio Busquets y un silbado Sergi Roberto, víctima de su bajo nivel de juego y de ser el único capitán que aún no ha firmado la rebaja salarial.

Estas dos incorporaciones, junto con el regreso de Coutinho a los terrenos de juego tras prácticamente nueve meses, animaron al equipo de Koeman, que consiguió vivir en el campo del Bayern por primera vez en el partido.

Precisamente una rosca del futbolista brasileño fue la mejor ocasión del partido para los azulgranas, que aún tuvieron que ver a Jordi Alba recayendo de sus molestias musculares y cómo Lewandovski hacía el 0-3 en el 85 tras deshacerse de Piqué en el interior del área.

El Barça no perdía el partido inicial de la Liga de Campeones desde el curso 1997-1998, cuando bajo las órdenes de Louis Van Gaal cayó por 3-2 ante el Newcastle United. Desde entonces, los azulgranas habían cosechado 17 triunfos y 5 empates. La racha terminó.