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Agitado, conmovido, emocionado, sin aliento. Carlos Alberto Ramírez miraba para todos lados y trataba de respirar de nuevo después de dejar todo en la pista. El antioqueño no se ahorró un pedalazo, no resignó un centímetro, luchó de principio a fin y consiguió la medalla de bronce en la prueba masculina del BMX de los Juegos Olímpicos.

Así como en Río de Janeiro 2016, Ramírez terminó metido en el podio olímpico. Esta vez junto al holandés Niek Kimmann, medalla de oro, y el británico Kye Whyte, medalla de plata.