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Tadej Pogacar no trasmite sensaciones cuando se dirige a la prensa tras haber rubricado su victoria virtual en el Tour de Francia, que será real tras el paseo triunfal de los Campos Elíseos de mañana, domingo, pero su rostro cambia cuando se refiere al ciclismo como una forma de diversión.

'Afronto estas competiciones como cuando jugaba con mis hermanos, siempre quiero ganar, pero lo hago para divertirme, me gusta el deporte, medirme a otros, ganes o pierdas. Pero siempre tratando de disfrutar. El ciclismo es un deporte magnífico', comentó.

Con 22 años, Pogacar es el ciclista más joven que suma dos victorias en el Tour torea las preguntas de los periodistas con más mano izquierda de lo que hacía un año atrás, cuando contra pronóstico y en el último día logró su primer triunfo.

'Me estoy acostumbrando a todos esto. Para mí no es fácil, pero a fuerza de hacerlo lo estoy empezando a integrar. Sigo siendo joven y, para mí, es clave divertirse. Si no lo consigo, no vale la pena dedicarse a esto', responde.

Considerado como la nueva referencia del ciclismo mundial, Pogacar rechaza toda comparación, incluido con el belga Eddy Merckx, que vino a elegirle como 'el nuevo caníbal'.

'No me gustan las comparaciones. Cada corredor es único, tiene su personalidad, no me considero un jefe, estoy aquí para correr y divertirme en la bici. Por el momento, no me comparo con nadie', señala.

Tampoco quiso comparar su victoria de este año con la del pasado: 'Es cierto que el año pasado no me lo esperaba ni yo, me habría conformado con un segundo puesto. Este año he tenido más presión, más demandas de los medios, todo eso cansa un poco más'.

Pogacar tiene palabras de alabanza para el colombiano Egan Bernal, que está llamado a ser en un futuro cercano uno de sus principales rivales.

'Le vi por vez primera en una Vuelta a Eslovenia, él ya ganaba carreras y me impresionaba. Es un año mayor que yo, pero es un gran ciclista. Fue él quien lanzó a la nueva generación de corredores. Además, es un gran tipo', señaló.

Pese a la sensación de suficiencia que ha dado en esta edición, Pogacar afirmó que dio 'el máximo' y que incluso en sus victorias en Pirineos no se guardó fuerzas.

'Ataqué varias veces pero no pude escaparme. Lo he dado todo, no creo que hubiera podido dar más', indicó.

Si el año pasado la pandemia le impidió celebrar el Tour, este año serán los Juegos de Tokio, ya que mañana mismo, tras subir al podio de París, tomará un avión con destino a los Juegos, su próximo objetivo, que será 'difícil a causa del cansancio acumulado, de la diferencia horaria y del calor y la humedad'.

Aunque la Vuelta a España figura en su programación inicial, Pogacar se niega a confirmar su asistencia y asegura que todo dependerá de cómo se encuentre en los próximos días.

El ciclista asegura que se queda con dos momentos de la presente edición: 'La victoria en el col du Portet y esta mañana, cuando he visto a Allan Peiper', su entrenador, ausente hasta ahora a causa de un cáncer.

'Verle ha sido algo grande. Desde que le conocí hace tres años en Australia, nuestra relación ha sido muy intensa. Es un gran director, me ha enseñado mucho, de la vida y del ciclismo. Tiene un gran influjo sobre mí. Verle esta mañana, ver que se encuentra mejor, ha sido muy emotivo, estaba muy contento de que estuviera aquí', aseguró.

De nuevo su voz se enternece cuando habla de su primera bici, de la que recuerda que era italiana y verde y de la que se cayó el primer día porque no era capaz de sacarse los rastrales.

'Corría horas y horas con mi hermano, por carreteras locales, siempre a tope para ver quien ganaba. Nunca olvidaré mi primera bici'.