El ministro del Deporte, Ernesto Lucena, aceptó que el paro nacional y la imagen de inseguridad reflejada en los duelos de Copa Libertadores de Junior, América y Nacional también fueron determinantes para que hoy el país se apartado como sede de la próxima Copa América.
Aunque en la declaración inicial y oficial se había hablado solo de la pandemia y del Covid-19, el funcionario precisó que hubo otros motivos que impulsaron la decisión final de la Conmebol.
'Pensábamos que para la fecha del evento obviamente íbamos a estar con unas conversaciones adelantadas, con unos pactos hechos, pero al parecer esas razones no fueron suficientes (para la Conmebol) frente al tema de conflictividad social. Se les hizo una presentación específica del manejo de partidos, lo hicimos este lunes, una presentación muy profesional y muy metódica por parte de la Policía Nacional. Yo había quedado tranquilo, después de la reunión de dos horas, pero finalmente a ellos no les da suficientes garantías y tampoco les pareció adecuado que Colombia solicitara el aplazamiento, dados los compromisos que ellos ya tenían y son respetables', expresó Lucena.
Lucena manifestó que los desórdenes que se presentaron en Barranquilla y Pereira para los tres juegos de Copa Libertadores que se disputaron (Junior vs. River Plate; América vs. Atlético Mineiro y Atlético Nacional vs. Nacional) fue el detonante que disparó la incredulidad de los dirigentes del máximo ente del fútbol sudamericano.
'Conmebol quedó muy preocupado con los temas de los partidos en Barranquilla y Pereira. Hay que decir que estos hechos fueron actos vandálicos, no hubo ningún tipo de protesta pacífica alrededor de los estadios diciéndole que no al fútbol o no a la Copa América', dijo.