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Contra viento y agua, en un día de diluvio permanente, el español Marc Soler (Movistar) tiró de valentía para hacer valer una fuga final que le permitió ganar en solitario la tercera etapa del Tour de Romandía disputada con salida y llegada en Estavayer y enfundarse además el maillot amarillo.

Doble golpe con orgullo de Soler (Vilanova i la Geltrú, 27 años), conquistando en solitario la etapa y enfundándose el maillot amarillo la víspera de la etapa reina, a dos pasos del final del Tour de Romandía.

El catalán alzó los brazos en medio del chaparrón con un tiempo de 3h58:35, con un adelanto de 22 segundos sobre el grupo principal encabezado por el danés Magnus Cort (EF), el eslovaco Peter Sagan (Bora) y el italiano Sonny Colbrelli (Bahrain) y el también español Ion Izagirre (Astana).

Un triunfo especial para Soler, en un día triste para la formación telefónica por el fallecimiento del doctor Jesús años, muchos años en la carretera con el equipo. Se colocó líder, con 14 segundos sobre el británico Geraint Thomas, el australiano Richie Porte y Sonny Colbrelli.

Una jornada lluviosa, fresca, con un recorrido ondulado de siete cotas puntuables, víspera de la jornada reina de alta montaña donde se decidirá la general. Pronto salió la escapada con Goossens (Lotto Soudal), Küng (Groupama-FDJ), Armée (Qhubeka), Reutimann (Swiss Cycling), Bissegger (EF Education), Quarterman (Trek) y Johan Jacobs (Movistar).

No se desesperó el pelotón por la fuga, que fue superando las primeras dificultades hasta alcanzar una diferencia máxima de cuatro minutos. Ninguno de ellos era especialmente peligroso para la general, pero entendió el Ineos que debía encargarse de mantener a raya a los rebeldes.

En el circuito final, con dos cotas que debían superar en dos ocasiones cada una, empezaron los acontecimientos importantes. En Les Granges (2,5 kms al 7,8) la escapada se redujo a cuatro hombres, entre ellos tres suizos, grandes rodadores, como Kung, Bisseger y Jacobs, junto al belga Goosens.

A 20 kilómetros de meta el ritmo ya era de caza y se involucraron los equipos de Peter Sagan y Colbrelli. El pelotón quedó reducido a 50 corredores. En la última subida a Chables (1,8 al 6,2) la escapada se fue disolviendo a pasos agigantados. En el descenso de cayó Kung, se quedó solo Goosens y también aterrizó por detrás el líder Rohan Dennis.

Antes de coronar la última cota atacó Marc Soler con decisión, abrió hueco y se jugó el tipo bajando, abriendo un puñado de segundos que le resultaron suficientes para aguantar en solitario los diez últimos kilómetros.

El catalán, con Ion Izagirre intercalado, se planteó una crono particular hasta la meta de Estavayer, localidad del cantón de Friburgo, a orillas del Lago de Neuchatel.

Una fuga por la etapa y por el liderato. El catalán apretó los dientes y no dio opción al grupo perseguidor. Entró eufórico, señalándose, como corresponde, al que será líder del Movistar en el Giro. Un golpe de confianza para el corredor que ganó con un golpe similar en la pasada Vuelta, en Lekumberri. Una victoria en día para la nostalgia y el recuerdo.

Este sábado llega la etapa reina con un recorrido de 162 kilómetros entre Sion y la cima de Thyon 2000, jornada clave que incluye dos puertos de primera y el final en subida de categoría especial. El desnivel acumulado supera los 4.000 metros.

Para empezar el Anzére (1a, 14,6 kms al 7,7 por ciento), para seguir con el Suen (1a, 13,7 kms al 6,7) y terminar en Thyon (categoría especial, 20,7 kms al 7,6), a 2.100 metros de altura. El corredor que salga de amarillo tendrá que defender aún el liderato el domingo en una crono de 16 kilómetros.