El título de Copa del Rey, y sobre todo la manera en la que se ganó la final ante el Athletic Club, fueron serotonina para un Barcelona que ante el Getafe mostró una versión alegre que le duró 65 minutos, suficientes para vencer por 5-2 y seguir dependiendo de sí mismo para alcanzar el doblete.
Como ya prometió Ronald Koeman y como recomendaría cualquier maestro de la meditación, los azulgranas se centraron en el presente, la Liga, y durante el partido pareció que no hubiesen escuchado hablar nunca de una tal Superliga a pesar de que los azulones aparecieron con un camiseta negra con el lema 'Gánatelo' y el escudo de la Liga de Campeones.
Los goles los pusieron para el Barcelona dos veces Leo Messi, Ronald Araujo, Antoine Griezmann de penalti y Sofian Chakla en propia portería. Enes Ünal desde el punto de penalti y Clément Lenglet también en forma de autogol hicieron los tantos del honor para el Getafe.
El Barcelona ya hubiese podido romper en el minuto 3 el planteamiento defensivo de José Bordalás, que se plantó en el Camp Nou con cuatro laterales y siete cambios respecto al empate ante el Real Madrid, pero el disparo de rosca de Messi desde la frontal del área impactó en el larguero para después estrellarse contra la línea de gol ante la mirada impasible de David Soria.
Fue una premonición de lo que llegaría cinco minutos más tarde. Un pase en profundidad de los que recuerdan que Sergio Busquets sigue siendo tan magnánimo como antaño desarboló la retaguardia visitante y Leo Messi esta vez mandó el balón directamente a la red ante la salida del portero.
Pero la oscuridad apareció de repente para el conjunto de Koeman. En la siguiente jugada Óscar Mingueza, la gran sorpresa del curso azulgrana, pieza clave en el dibujo de tres centrales que otra vez instauró el Barcelona, apoyó mal su rodilla derecha para impedir un remate de Take Kubo y sus gestos de dolor y preocupación hicieron temer lo peor.
Tan solo fue un susto. Aunque el central del filial estuvo fuera del terreno de juego suficiente tiempo como para que el Getafe aprovechase la superioridad numérica para empatar el encuentro en otra jugada desgraciada de Clément Lenglet.
El exazulgrana Marc Cucurella la puso en el interior del área para Ángel, que no consiguió dirigir su disparo a portería. Pero la pelota impactó en el brazo derecho del francés y se convirtió en gloria para los azulones. Tan solo era el minuto 13 y el partido volvía a tener un resultado ideado por Bordalás.
El entrenador del Getafe vivió tranquilo durante un cuarto de hora. Entonces apareció el desespero. El vacío de la grada del Camp Nou no sirvió para que fluyera la comunicación entre el central Sofian Chakla y Soria y el marroquí dirigió un pase inocente a portería cuando el español se disponía a atajar el balón con las manos en la frontal.
El 2-1 dejó tocado al conjunto azulón y Messi, disfrutón como en la final de Copa del Rey, remató a gol con su pierna izquierda en el 34 un balón que repelió el palo después de que Soria lo rozara en un primer intento del argentino con la derecha.
La necesidad de dar descanso en el caso del Barça y el intento de cambiar el viento del partido en el del Getafe comportaron la extraña circunstancia de que se produjeran cinco cambios en la media parte. El centrocampista ghanés Emmanuel Amankwaa 'Koffi', del filial azulón, debutó así en Primera División.
Pero el cambio de fichas aletargó el encuentro y el trio de centrocampistas formado por Busquets, De Jong y Pedro González 'Pedri' convirtió en un juego de niños el dominio de la pelota, el motivo de que el Getafe, que tiene la zona de descenso a cuatro puntos a falta de siete jornadas, en un principio no encontrara argumentos para dejar de ver con prismáticos a Ter Stegen.
Hasta que una acción aislada dentro del área de Enes Ünal que no prometía peligro se convirtió en el 3-2. Araujo pisó el tobillo derecho del delantero turco, que acababa de ingresar en el terreno de juego, y el VAR avisó a Figueroa Vázquez para que fuese a revisar la acción. El mismo Ünal engañó a Ter Stegen en el 69 y regaló tensión a los 20 últimos minutos.
El bajón azulgrana preocupó a Koeman, quien no tuvo reparos en sustituir a Mingueza como represalia por una subida al ataque sin sentido y vivió el resto del encuentro dando tumbos inquietos.
Pero el azote final del Getafe no comportó un disgusto definitivo para el técnico holandés. Araujo de cabeza en el 87 tras un saque de esquina parabólico de Messi y Antoine Griezmann, de penalti y en el descuento, calmaron a Koeman.