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Dice un viejo refrán que batear una pelota es la cosa más difícil de hacer en el mundo del deporte.

Conectar un lanzamiento a 95 o 100 millas por hora no es tarea para cualquiera. Esa faena se dificulta si el protagonista lo que busca es conectarla a más de 120 metros (o 390 pies) con una altura de mínimo cinco metros, o 16 pies, medida utilizada en las Grandes Ligas. 

Ahí no acaba todo. Si a la proeza de pegarle a esa pelota de 23 centímetros de circunferencia y 145 gramos de peso le agregamos la distancia anteriormente mencionada y le sumamos un viento en contra, que sopla sin piedad directamente desde el río Magdalena, conectar un batazo puede llegar a ser cometido olímpico. 

Ese coctel de variables es lo que se cuece en el estadio Édgar Rentería. Pegar un jonrón en este escenario se ha vuelto tarea de héroes, pues la brisa del cuerpo de agua más importante de Colombia sopla en contra de los bateadores. 

Ante el desafío que se vive en el estadio, en este 2020, varios hombres tomaron guantines, casco y bate para vencer el mito. Se apretaron los spikes y día tras día se posicionan en la caja de bateo para vencer a este coloso. 

'Es bastante difícil conectar jonrón, la brisa la tenemos en contra y el Édgar es un escenario para lanzadores', afirmó Carlos Martínez, receptor de Tigres que tiene un vuelacerca este temporada. 

Ese batazo de cuatro esquinas no lo esperó. El cátcher creyó tener un doble pero el destino lo premió.

'Tuve un excelente contacto y le di bien, pero no pensé que se iba. Pensé que tenía un doble y cuando la vi salir dije: ‘ah bueno, gracias’', aseguró uno de los referentes de la novena cartagenera. 

Al pensamiento de Martínez se une Daniel Vellojín, receptor de Gigantes que esta campaña conectó un jonrón a la banda contraria, algo más impresionante de ver. 

'Le doy un ocho de dificultad. Hay batazos que uno espera que salgan pero ni cerca. Aquí uno siempre duda de si se va o no. En mi batazo no paré de correr hasta que me dijeron porque uno siempre la ve en la zona de seguridad', agregó el joven pelotero colombiano. 

Alguien que conoce muy bien este escenario es Dilson Herrera, segunda base de Caimanes, grandesligas criollo y pelotero de la Selección Colombia. 

Herrera solo elogia al magnífico estadio y, entre una que otra risa, le tira el peso de la culpa a la brisa. 

'El Édgar Rentería es espectacular, nada que envidiarle a ningún estadio pero vencer esa brisa es muy difícil', aseveró el capitán de Caimanes, quien tiene un cuadrangular en el 2020. 

Dilson considera que de día brisa los deja trabajar pero de noche 'se pone cruel'. Además, recuerda una comparación con Las Mayores. 

'La diferencia allá es que las tribunas son altas y cortan el viento', explicó el número ‘2’ de Caimanes. 

Adam Walker, líder de Caimanes este año con 3 vuelacercas, confesó lo que ha vivido en su primera campaña en Colombia.

'El viento es loco aquí, hay que darle muy duro. Sin duda es uno de los lugares más complicados para esto', expresó el pelotero que llegó a conectar 30 jonrones por campeonato en Ligas Menores. 

El americano desplegó su fuerza ante Vaqueros y pegó uno que salió del estadio en pleno vuelo. Se llevó el jardín izquierdo y quién sabe qué más. 

'Uno de los más largos de mi carrera, a veces, si haces buen contacto, con la brisa justa, se puede dar', agregó el outfielder. 

Al cierre de esta edición, con 20 juegos por equipo, Van Junior Javier (Tigres), Adam Walker (Caimanes) y Elier Hernández (Vaqueros) lideran la liga con tres bambinazos cada uno. Manuel Joseph, de Tigres, y Jordan Díaz, de Vaqueros, los persiguen con dos cada uno. 

La lucha por la corona de jonrones en la liga sigue viva y sus protagonistas batallan contra la madre naturaleza para quedarse con el título. 

Para llamarse Rey de Jonrones este año en Colombia tendrán que darle con el barril y esperar que el Dios del Béisbol los acompañe.