Carlos Queiroz descansa en Lisboa. Digiere su salida de la Selección Colombia con calma. Y con un sabor agridulce.
El es un ganador. En plena pandemia, el fútbol está siendo cruel con los entrenadores. Lo tiene claro. Los procesos se alteran. Y las decisiones se precipitan.
En una entrevista exclusiva con la Agencia EFE, entiende que no se puede trabajar con las mismas herramientas de la antigua normalidad. Cuenta Queiroz que fue feliz en su etapa colombiana.
Llegó de Irán como triunfador. Pero las 13 lesiones que afrontó en su recta final -vs Ecuador- le obligaron a alinear un equipo inédito. Y le pasaron factura.
Confiesa que las intrigas forman parte de las sociedades libres. Recuerda que el vestuario y el equipo era una 'auténtica familia'. Lamenta no haber contado con James al cien por cien hasta justo su marcha del equipo nacional.
La Federación Colombiana de Fútbol, dice, 'no puso coraje cuando llegó la tormenta'. Y defiende su trabajo con números. 'Fue un orgullo, un privilegio y un honor trabajar en la Selección Colombia', reitera.