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El Tour vuelve a entrar el sábado en contacto con la alta montaña por los Pirineos, con la primera de las dos etapas que albergará este macizo que, sin embargo, no propone ningún final en alto.

Los 141 kilómetros Cazéres-sur-Garonne y Loudenvielle apenas ofrecen terreno llano y son un constante sube y baja con dos puertos de primera y uno fuera de categoría.

La carretera se empina a partir del kilómetro 48, con el ascenso a Menté y sus 6,9 kilómetros al 8,1 % de desnivel medio.

Nada más terminar su descenso llegan las rampas de Balès, de categoría especial con sus 11,7 kilómetros al 7,7 % de pendiente y, sin continuidad, el Peyresourde, otra subida de 9,7 kilómetros al 7,8 %.

La meta de esta última dificultad tiene su cima a 11,5 kilómetros de la meta, que serán de bajada hasta Loudenvielle.

Terreno suficiente para que los favoritos para la general comiencen a mover sus peones, sabiendo que al día siguiente vuelven a citarse con la alta montaña.