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Lisboa fue elegida por la Uefa como sede de una inédita etapa final entre ocho equipos de la Champions League, una tarea para la que la capital lusa se preparó, especialmente en los estadios designados para albergar los choques, y todavía entre ciertas restricciones por el coronavirus.

Ocho son los elegidos para disputar esta fase final que se jugará a partido único.

PSG, con Neymar y Mbappe (que está lesionado, pero viajó a territorio luso) y Atalanta, con los colombianos Duván Zapata y Luis Fernando Muriel, comenzarán los choques de cuartos de final, el próximo miércoles, a partir de las 2 p.m., (hora colombiana).

Se jugarán un total de siete partidos (cuatro de cuartos, dos semifinales y la final), los cuales podrían dejar en las arcas de la ciudad una cifra aproximada de 50,4 millones de euros, tal y como ha estimado en un informe el Instituto Portugués de Administración y Marketing (IPAM).

Pese a que los partidos van a ser a puerta cerrada, solo con la presencia de unos mil invitados de la Uefa, medios acreditados y empleados de apoyo, Portugal se enfrentará al reto de controlar a 16.000 aficionados que, sin entrada, vendrán a animar a sus equipos desde las calles, según se estima en el mismo informe.

Una situación que las autoridades deberán de contener de la mejor manera posible dada la realidad del país, con más de 1.700 muertos hasta el momento y un total de contagios confirmados que supera los 51.000.

Además, la región de Lisboa ha sido la más afectada desde mediados de mayo y acumuló en torno al 80 % de todos los positivos registrados desde entonces, aunque en los últimos días se observó una tendencia a la baja.

Estas cifras no parecen preocupar a los ciudadanos lisboetas, que se muestran contentos y tranquilos ante la celebración de esta final, y seguros de que entre los equipos, la organización y las autoridades se va a controlar todo.

José, aficionado del Benfica, asegura a EFE que 'ahora todo está más tranquilo, el coronavirus aumentó pero con el verano se ha calmado', y añade que si bien no ve esta Champions como algo 'peligroso', si que hay que 'tener cuidado'.

'Estamos atravesando una fase de la pandemia, pero si se mantienen los cuidados básicos de higiene, me parece bien', añade su mujer Isa.

Además, dice que pese a que 'tal vez' sea un riesgo la llegada de aficionados, cree que la dirección del Benfica -cuyo estadio acoge varios partidos, incluida la final- tiene todo 'organizado', por lo que 'no fallará'.

Pese al optimismo local, la ciudad todavía no ha recuperado la normalidad: la mayoría de establecimientos debe cerrar a las 20.00 horas, momento a partir del cual tampoco se permite la venta de alcohol en supermercados y gasolineras.

A partir de ese 'toque de queda' de las ocho, solo quedan abiertos los locales que disponen de servicio de restauración, para ofrecer cenas, los cuales en torno a las once de la noche echan el cierre, dejando a la ciudad prácticamente sin vida a partir de esa hora.

En las inmediaciones del estadio de Da Luz, feudo del Benfica, ya se ha podido ver a operarios del club montando carpas, preparándose para el evento que está por venir en menos de dos semanas.