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Lo encontramos dormido. José Víctor De Castro Carroll, mejor conocido como Chelo, estaba en una mecedora, en el corazón de la sala de su amplia casa de dos plantas, incrustada en una esquina del tradicional barrio El Prado, de Barranquilla, donde se abraza con Morfeo por largos ratos y en cualquier momento. Apacible, con una guayabera caqui, pantalón del mismo color y unas cómodas pantuflas de abuelo, esperaba el comienzo de la entrevista con EL HERALDO para hablar, nada más y nada menos, del centenario de existencia que está cumpliendo hoy. Como el mismo diría en sus habituales columnas en este periódico: la ‘bobadita’ de 100 años de edad.

Bien vestido, con una pequeña peinilla en uno de los bolsillos de la camisa, con la cual se retoca con juicio después de un par de sus fugaces siestas, Chelo recibe la visita y empieza a hablar de la vitalidad que luce después de andar en este mundo un trayecto equivalente a un siglo.

El respetado columnista de deportes de EL HERALDO, reconocido por la Asociación Internacional de Prensa Deportiva (AIPS) como el periodista más longevo de este campo, a través de un pergamino entregado en 2017, cuando tenía 97 calendarios, se mantiene vigente produciendo contenidos para este diario y para su programa radial Desfile Deportivo, que se emite de lunes a viernes en horario matinal en Radio Libertad.

'Mi papá se levanta con las mismas expectativas de siempre por el programa y por las cosas que atañen a su trabajo diario, luego regresa a casa, escucha música (de Enrique Chía) y descansa parte de la tarde. Es una vida muy tranquila y rodeada del cariño de sus hijos que siempre estamos pendientes de él', cuenta el músico ‘Chelito’ De Castro, uno de los siete retoños del matrimonio del periodista barranquillero con Judith Vásquez, de 87 años de edad.

'Nosotros nos turnamos para llevarlo a la emisora, pero adentro se mueve a sus anchas, se desenvuelve solo', afirma ‘Chelito’, que vive en una casa contigua a la de su padre.

La vieja Remington, la máquina de escribir en la que redactaba sus columnas, está archivada. Hoy en día dicta sus opiniones a José Víctor, uno de sus nietos.

'Lo único que hace mi sobrino, o mi hermana en ciertas ocasiones, es transcribir las ideas de mi padre, pero mi papá hace leer la crónica completamente para terminar de corregirla, el concepto es totalmente de él', explica el destacado pianista.          

Obviamente, ya con un centenar de marzos en su cuenta, no le cabe una cana más, su lucidez no es del 100%, posee movimientos, rutinas y achaques propios de la edad, pero sigue manejando un impresionante razonamiento para emitir opiniones a través de su peculiar, coloquial y tradicional estilo de escribir y hablar.

'Es una satisfacción muy grande que llegue a 100 años, pero sobre todo con la lucidez que tiene, y trabajando, dando ejemplo y marcándole una pauta a las nuevas generaciones, eso es muy satisfactorio y un motivo de orgullo para toda la familia', concluye ‘Chelito’.

El día de la cita se encontraba sonriente y feliz, acababa de disfrutar un jugo de níspero. '¿De dónde sacaste esos nísperos? –le preguntó a ‘Chelito’– ¡Estaban extraordinarios!', exclamó antes de empezar a atender el diálogo con EL HERALDO.