Los hermanos Zapa, boxeadores que hoy saltarán al profesionalismo ante su público, cambiaron los sacos de arena con los que practicaban en el patio de su casa en el barrio Mundo Feliz, a un gimnasio con implementos nuevos y adecuados, en el Polideportivo de Galapa. Una inversión cercana a los '30 millones de pesos para seguir creando público y grandes pegadores', según expresó José Fernando Vargas, alcalde del municipio, en diálogo con EL HERALDO.
Raúl y Enrique, de 22 y 18 años respectivamente, con más de 300 peleas en la rama aficionada entre ambos, llegaron al deporte influenciados por su padre, Antonio Zapa, un expúgil de la década de los 80 y quien ahora cumple el papel de entrenador.
Raúl, admirador del exmonarca cordobés Miguel ‘Happy’ Lora, pertenece a las 108 libras y chocará hoy sus guantes ante Édinson Martínez, a cuatro asalto.
'Es un deporte que me ha gustado desde niño. Recuerdo estar en la Zona Cachacal desde los 8 años y siendo entrenado por Salomé Herrera. En uno de esos días de mi infancia perdí haciendo esparring con un muchacho que había sido campeón. Me tumbó en el segundo asalto y fue luego mi papá el que comenzó a entrenarme tras esa derrota. Desde ese entonces, las cosas han mejorado', expresa.
Saltar a la candela ante su público le generan nervios. No los esconde y considera que es normal. 'A todo boxeador le dan nervios. Puede ser el campeón mundial , siempre va a sentir inquietud cuando salga al cuadrilátero. Mi meta es ser grande en el boxeo y retribuirle con apoyo a toda esa gente que me ha visto luchando. Quiero que todo el mundo me conozca. Me considero un boxeador fajador y estilista. Me fajo cuando el rival me lleva a ello', dice convencido el mayor de los Zapa.
Vivió épocas difíciles. En muchas ocasiones le tocó guantear sin vendas, lastimándose de gravedad los nudillos. 'Necesitábamos este espacio. Un Polideportivo donde pudiéramos llegar y concentrarnos para dar lo mejor. Le agradecemos a las personas de la alcaldía por darnos un lugar', agrega.
No conoce nada de su rival. Solo piensa en su boxeo. 'Con el favor de Dios tengo que ganar esta pelea. Así sea mordiendo, pero tengo que ganarla (risas). De mi rival no sé nada'.
Enrique, el menor de los Zapa, se cuadra en la categoría de las 130 libras. Igual que su hermano, fue su progenitor el que lo trasladó al boxeo. Es más alto y corpulento que Raúl. Quizá un poco menos atrevido, pero según su padre, con grandes condiciones.
'Lo veo con una carrera clara y con aspiraciones de ser grande. Desde niño se le veían esas ganas por pelear y mañana (hoy) mostrará sus cualidades en el cuadrilátero. Desde que los he entrenado, a ambos, siempre busco el mayor rendimiento de cada uno. Me siento orgulloso del boxeo de ellos', expresa Antonio.
'He ganado en los Juegos Supérate, en muchos torneos nacionales y departamentales. Me quedó gustando la forma cómo gané y creo que era mi tiempo de saltar como profesional. Quiero escalar y ser un gran pegador. Me muevo en el ring, le bailo a mi contrincante, golpeo, salgo de la zona. Soy un pegador técnico', manifiesta Enrique, quien medirá fuerzas con Juan Carlos Herrera.
Galapa, uno de los municipios que le apuesta al deporte de las narices chatas, abrirá hoy el calendario de Probox del Caribe, desde las 6:30 p.m.