Abrió por primera vez sus ojos un martes de Carnaval del año 2010. Mientras en Barranquilla ‘lloraban la muerte de Joselito’, en el seno del hogar Arévalo-Chavarro celebraban, ese 16 de febrero, el nacimiento de Francesca, niña prodigio del surf en el Atlántico.
A los 3 años de edad se mudó a Puerto Colombia. En dicho municipio floreció el amor y la adrenalina por las olas. 'No podría vivir en Barranquilla porque no hay playas', manifiesta la pequeña deportista en un diálogo ameno con EL HERALDO.
Con un léxico amplio, Francesca, define cómo inició en este mundo y sus otras pasiones. 'Amo el mar, el surf, el skate, la naturaleza, los animales y a mi familia.
Entreno desde que tengo tres o cuatro años de edad. Empecé en la escuela ‘Coquito Surf’ junto al coach ‘Coco’ Jiménez, luego pasé a la escuela de formación Natural Surf con Andrés Valencia y Margarita Conde, donde participé en mis primeros campeonatos.
A los 5 años entré al club de Surf de Puerto Colombia y represento al Departamento del Atlántico en los circuitos nacionales donde siempre doy lo mejor'.