El exjuniorista Andrés Felipe González se juega, desde hace un tiempo, el partido más importante de su vida. El exdefensor vallecacuano, de 34 años, tomó la decisión de retirarse a los 31 para dedicarse de tiempo completo al cuidado de su pequeña hija Julieta, que sufre una parálisis cerebral.
Su esposa, Alexandra, sufrió dos trombos a los 7 meses de embarazo. Uno de ellos le taponó una artería y le ocasionó un paro cardiorrespiratorio. Este episodio hizo que a la bebé, al nacer, la tuvieran que ayudar a respirar y fuera diagnosticada con Parálisis Cerebral Especial Infantil.
En ese momento el exdefensor hacía parte del plantel rojiblanco y decidió dar un paso al costado para dedicarse a su familia. 'No le podía dejar toda la carga a mi esposa, también era mi deber como padre. Por eso decidí retirarme', dijo. 'Conversé con Julio Comesaña —el DT en ese momento— y Fuad Char, ellos la verdad me colaboraron mucho. Junior se portó muy bien conmigo. De hecho, a pesar de que se rompió el contrato, me ayudaron con una parte económica para que tuviéramos con qué afrontar la situación', añadió.