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La siguiente no es una entrevista común posterior a una derrota: nulos son los clichés como 'lo intenté', 'mi rival era buena', o 'es que venía de una lesión', no.

Se trata de una deportista desahogada, autocrítica, rebelde aunque ella prefiera darle una definición más sutil en pro de no enemistarse con aquellos que considera la han apoyado tanto.

EL HERALDO dialogó con la colombiana Jackeline Rentería un día después de que una derrota en semifinales le costara la posibilidad de pelear por el oro en el torneo de lucha (62 kg) de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018.

Vestida con la indumentaria de presentación de la delegación Tricolor, en la gradería principal del coliseo Chelo de Castro de la Universidad del Atlántico, Rentería expuso cada uno de los aspectos que a su juicio repercutieron en la caída 4-3 con la venezolana Nathaly Griman, el pasado miércoles 1 de agosto.

No hubo titubeos en su voz. Sin estar alterada, podía notarse que la caleña no la pasaba bien, era como una ametralladora de palabras y argumentos que apuntan a 'errores de estrategias' que en sus adentros sabe 'pudieron evitarse'.  

Jackeline obtuvo la presea de bronce al imponerse por 10-0 ante la boricua Abenelis Yambo, resultado que la afición o los medios de comunicación no esperaban, pues se decía que la doble medallista olímpica debía ganar el oro, máxime cuando llegaba a la capital del Atlántico con sed de 'revancha' tras fallar en Juegos Bolivarianos y Suramericanos.

Bendito oro centroamericano en lucha femenina 62 kilogramos, ese que estaba en las cuentas de muchos, pero que para Rentería nunca estuvo seguro, ¿por qué?, de eso habló con esta casa editorial.