La cita con una corona mundial de boxeo se tomó diez años de espera para este colombiano. Desde que tomó sus maletas para dejar Puerto Girón, un corregimiento de Apartadó (Antioquia) para enrumbarse hacia la fría Montreal (Canadá) a donde llegó en 2007, mucha nieve ha caído sobre la cabeza del peleador colombiano Eléider Álvarez que este sábado se quiere convertir en el primer campeón mundial de la categoría de los semipesados en la historia de nuestro país cuando se suba al ensogado del Hard Rock Hotel Casino de Atlantic City (Estados Unidos) a retar al dueño de la faja mundial versión Organización Mundial de Boxeo (OMB), el ruso Sergey ‘Triturador’ Kovalev.
Álvarez vio vulnerado su derecho a combatir por una corona orbital en varias ocasiones cuando su compañero de cuerda, el haitiano nacionalizado canadiense Adonis Stevenson, evadió al colombiano, apodado ‘la Tormenta’, para brindarle una opción de aspirar al cetro de las 175 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) que aún posee y que determinó exponerlo ante Badou Jack el pasado 19 de mayo.
‘Tormenta’ Álvarez tiene un registro sin manchas: 23 combates, 11 triunfos por la vía del sueño y una condición de invicto que ha expuesto ante nombres importantes de la categoría: Jean Pascal, Lucián Buté e Isaac Chilemba.
Solo al rumano nacionalizado canadiense Buté le endosó un nocaut fulminante entre sus más recientes seis combates, en el Centro Videotron de Quebec City.
Precisamente, la provincia de Quebec y su ciudad principal, Montreal, han sido el cuartel general del antioqueño de 34 años que hizo del oriente canadiense su casa desde 2007 cuando Yvon Michel, un viejo entrenador de boxeo de dicha provincia lo firmó para representarlo y junto a Marc Ramsey, entrenador, lo fueron puliendo hasta convertirse en el pugilista que es hoy.
Álvarez representa el modelo de éxito que todo boxeador colombiano debería seguir y más en esa categoría donde escasean los rivales en nuestro patio y donde hacer carrera es muy costosa para un semicompleto.
Hoy, y después de 11 años viviendo en Canadá, el frustrado cantante de vallenatos a la orilla del río León, cerca del Golfo de Urabá, está a las puertas de homenajear la memoria de su fallecida madre Ayda Baytar, quien lo metió a empujones al boxeo para que se avispara y desistiera de la idea de estar montado en las tarimas de las casetas de Apartadó perdiendo el tiempo.