Compartir:

¿Hay derrotas alegres en los Juegos Centroamericanos y del Caribe? Sí. Y las mujeres del equipo de hockey sobre césped de Guatemala muestran esa cara. Los guayos con medias queman, dicen las protagonistas y cuentan que hierven al final de un partido en la Unidad Pibe Valderrama, sede de las competencias.

Todas buscan una sombra que solo la ofrecen las carpas de plásticos habilitadas por la organización en el escenario para antes y durante los partidos. Pero Daniela Vásquez, Sandra Sis, Nancy Axpuac, Arely López, Xiomara Flórez y Norma Quevedo aparecen en el área para atender a los periodistas con un sol desparramado. Sonríen, a pesar que Jamaica acaba de vencerlas 5 goles por cero en su segundo partido, y en el primer juego, el viernes, Trinidad & Tobago les había anotado once tantos.

Estas seis mujeres, que no superan 1,70 metros, y conforman la selección de 16 jugadoras de Guatemala expanden sus labios como mariposa, brillan sus ojos negros y nos muestran sus dientes: frenillos, una pieza dental recubierta de plata se dejan ver a pesar de las dos derrotas están de pie. 

Cuatro de ellas tienen los ojos rasgados, el peso liso negro indio, orgullosas del ADN de sus grupos étnicos de su país como los Ach’, Akateco, Awakateco, Chalchiteco, Ch’orti’, Chuj, Itza, Ixil, Jacalteco. Es la primera vez que compiten en los Centroamericanos y del Caribe, lo que es una ganancia.

El viaje, la experiencia de conocer a otra cultura, bajar al nivel del mar. Son niñas que tienen más cerca la montaña y un clima de primavera.

'Estamos orgullosas, queremos seguir avanzando, mejorando', afirma María José Calderón. 'Soy de San Lucas Sacatepequez, donde vivo a una temperatura de 16 grados. Es fuerte lo que cuesta jugar aquí, aunque hemos perdido, crecemos en nuestra experiencia'.  

En la cancha mostraron el entrenamiento de dos años bajo el pulso de Hans Higueros, su seleccionador. Corrieron cada pelota, iban a los duelos físicos, les costaba combinar con los palos y no dejaron de incomodar a las jugadoras jamaicanas.

Cuenta Higueros que el entrenamiento lo hacen en canchas de cemento y es una selección que juega junta hace dos años.

'Este clima no está matando, pero lo que les digo es que más que las derrotas hay experiencia. Somos un equipo que combina juveniles y algunas mayores. Esta es una oportunidad única e histórica', agrega Higueros.

El trabajo mental para recuperar a las jugadoras después del debut y con revés no ha sido como ir al diván con el psicólogo.

Guatemala está en el torneo de los Juegos, porque Puerto Rico desistió de participar y liberó su plaza. Antes que competir, disfrutan porque más que sentirse invitadas están para mostrar un esfuerzo y sacrificio.

Norma Quevedo no tuvo problemas para coger el arco ante el cambio pedido por la única arquera y titular. Quevedo lo hizo sin máscara y sin protección hasta que su compañera volvió al campo. Tuvo agallas para meterse en el arco y evitar un impacto o disparo fuerte de las rivales.

'Nuestras expectativas son altas para algo mejor', dice Daniela Vásquez, de las más jóvenes del equipo con 14 años.

Higueros cambia la voz y advierte: 'No hemos marcado goles pero no descarten una sorpresa'. Guatemala no es tan mala.